Especulación política daña vidas estadounidenses

CRI 2020-08-19 10:28:49
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Recientemente, los líderes estadounidenses han utilizado repetidamente términos racistas como "plaga china" y "virus chino" para describir la COVID-19, calificativos que ha provocado una fuerte reacción en el país y en el extranjero.

CNN publicó un artículo refutando que la denominación de la epidemia fue determinada hace mucho tiempo, y de ninguna manera corresponde a expresiones como el llamado "virus chino".

George Parker, escritor de la revista mensual estadounidense “The Atlantic”, señaló claramente que los líderes estadounidenses ven la crisis casi exclusivamente desde una perspectiva personal y política. Algunos cibernautas estadounidenses incluso afirmaron que bajo la presión de las elecciones generales, los actos de los políticos de "lavar cerebros" a la fuerza solo harán los problemas más grandes.

De hecho, desde el brote de la epidemia, algunos políticos en los Estados Unidos no tienen un concepto científico de la lucha contra el virus. Por el contrario, aprovecharon la oportunidad para participar en la especulación y así eludir su débil responsabilidad en la lucha contra la epidemia, vincularon maliciosamente el virus con China e incitaron abiertamente al odio racial; para ganar finalmente las elecciones, reactivaron prematuramente la economía y promovieron la reanudación de las actividades escolares, y como resultado, apareció un mayor rebrote en varios estados del país; incluso hay personas que instigaron la confrontación ideológica y trataron de resucitar el espectro del "macartismo" para generar pánico y sacar provecho del caos, atacando las relaciones chino-estadounidense y corriendo en la dirección equivocada.

Como han señalado los científicos, las enfermedades epidémicas no distinguen entre fronteras nacionales y razas, y son un desafío común para la humanidad. Mentir y difundir rumores puede satisfacer el deseo de actuación de los políticos, pero definitivamente no vencerán la epidemia. Además, la repetida vinculación del virus con China por parte de los políticos estadounidenses ha intensificado aún más los conflictos raciales en los Estados Unidos, empujando al pueblo estadounidense que ya está atrapdo en la epidemia a una situación más difícil.

Según informes de la NBC, el miembro de la Cámara de Delegados de Virginia, Nicholas J. Freitas, postulado para ocupar un puesto en el Congreso, vendió recientemente máscaras con las palabras "nuevo coronavirus, hecho en China" en el sitio web de la campaña, acción que fue criticada por las organizaciones civiles estadounidenses y la opinión pública.

La National Korean American Service & Education Consortium criticó en una carta abierta que “culpar a China de la crisis epidémica de Estados Unidos ha provocado un fuerte aumento de los ataques racistas y la discriminación contra los chinos y otros asiáticos”.

Según una encuesta realizada por el Consejo de Política y Planificación de Asia-Pacífico de EE.UU. (A3PCON), hasta el 15 de julio, 2300 estadounidenses de origen asiático han declarado públicamente sufrir discriminación racial.

En este sentido, en una entrevista, el prestigioso científico estadounidense William Haseltine pidió al gobierno de Estados Unidos que deje de confrontar a China y que "comience a aprender cómo controla el nuevo coronavirus".

Además, Associated Press informó recientemente que la crisis del virus ha exacerbado la desigualdad racial entre los estadounidenses en el acceso al seguro médico. Desde el brote, es un hecho indiscutible que las minorías en los Estados Unidos tienen una tasa de mortalidad por la COVID-19 mucho más alta que los blancos, pero desafortunadamente, esta desigualdad se está extendiendo a los niños.

Un informe de investigación recientemente publicado por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE.UU. muestra que la tasa de infección y los índices de hospitalización de los niños hispanos y afroamericanos eran significativamente más altos que los de los niños blancos.

Al mismo tiempo, es más difícil para las minorías soportar el impacto económico de la epidemia. Según datos publicados por el Departamento de Trabajo de EE.UU., la tasa de desempleo de los estadounidenses blancos en junio fue del 10,1%, mientras que las cifras de empleos de los afroamericanos y los hispanos alcanzaron el 15,4% y el 14,5%, respectivamente.

Muchas estadísticas también muestran que los ancianos, las minorías étnicas y las personas pobres de Estados Unidos se han convertido en las mayores víctimas de la pandemia. Este tipo de darwinismo social de selección natural ha dañado seriamente los intereses de las amplias masas del pueblo estadounidense y ha causado resentimiento público. Según una encuesta publicada recientemente por Gallup Consulting, solo el 13% de los estadounidenses están satisfechos con el estado actual del país, que es el nivel más bajo desde agosto de 2011.

Ante una crisis, la filosofía de gobernanza de un gobierno es la que más se pone a prueba. "Newsweek" estadounidense analizó que fue la "politización" de la prevención y el control de la epidemia que convirtió a Estados Unidos en un "epicentro global". Sin embargo, el momento más difícil parece no haber llegado todavía.

En una reciente entrevista con los medios, Robert Redfield, director de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE.UU., advirtió que si los estadounidenses no toman medidas como usar máscaras y mantener el distanciamiento social, en otoño cuando llegan al mismo tiempo la gripe y el nuevo coronavirus circulando, experimentarán “el peor otoño de todos".

Dr. Anthony Fauci, experto en enfermedades infecciosas de Estados Unidos, también aseguró sin rodeos que está preocupado por la situación actual en Estados Unidos y expresó que, según experiencias pasadas, el aumento en la tasa de diagnóstico de COVID-19 en Estados Unidos indica que "ocurrirán más rebotes".

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