La locura de Pompeo de promover el "desacoplamiento" de las compañías estadounidenses de China

CRI 2020-07-31 10:45:50
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El Secretario de Estado de los Estados Unidos, Mike Pompeo, pronunció recientemente un discurso en la Biblioteca y Museo Presidencial de Richard Nixon, ubicado en California, difamando las relaciones de las compañías estadounidenses con China como "coerción" y afirmando que las empresas estadounidenses que hacen negocios con el gigante asiático "complacen al partido gobernante chino", lo que lleva a "China a robar a los Estados Unidos".

De hecho, Pompeo y sus similares, que hablan de "libre competencia", son las manos negras políticas que interfieren crudamente con las decisiones comerciales normales de las empresas estadounidenses y obstaculizan el libre desarrollo de las compañías norteamericanas.

Pompeo se desvió de las leyes de la economía de mercado e ignoró la naturaleza del comercio bilateral basado en el beneficio mutuo. Hizo todo lo posible para difundir rumores e intentó intimidar a las empresas estadounidenses para que regresaran al país, con el fin de promover el "desacoplamiento" de la economía chino-estadounidense, con intenciones extremadamente siniestras.

¿Por qué las empresas estadounidenses quieren hacer negocios con China? Esto se debe a que desde el establecimiento de relaciones diplomáticas entre China y los Estados Unidos hace más de 40 años, el beneficio mutuo siempre ha sido la esencia de los intercambios económicos y comerciales bilaterales. En los últimos años, los ingresos anuales por ventas de las empresas estadounidenses en China alcanzaron unos 700 mil millones de dólares, y las ganancias se han excedido a los 50 mil millones de dólares.

Al mismo tiempo, productos chinos de alta calidad y bajo costo han ingresado a millones de hogares en los Estados Unidos, aumentando el bienestar de los consumidores. Se puede decir que las compañías estadounidenses han obtenido enormes ganancias del mercado chino y que los estadounidenses también han sido beneficiados. La calificación de Pompeo en que indica que "China roba a Estados Unidos” no tiene ningún sentido.

Recientemente, Frank Sieren, famoso experto alemán en temas de China, escribió un artículo señalando que ninguna empresa estadounidense está dispuesta a renunciar al mercado chino y a sus 1.400 millones de clientes potenciales. Además, la tasa de ahorro estadounidense aumentó a un récord de 33% en abril de este año, y la alta tasa de desempleo también es preocupante: "Las empresas estadounidenses necesitan el mercado chino más que nunca".

Al mismo tiempo, en respuesta al impacto de la epidemia, China ha introducido una serie de medidas para estabilizar el comercio exterior y la inversión extranjera, con el fin de continuar mejorando el entorno empresarial y promover un mayor nivel de apertura, para que las empresas extranjeras fortalezcan su confianza en el mercado de China.

El Banco Mundial publicó un informe especial el pasado 27 de julio para presentar la exitosa experiencia de China en la optimización del entorno empresarial, señalando que la clasificación de China en el informe sobre el entorno empresarial del Banco Mundial ha saltado del puesto 78º en 2018 al número 31º en 2020. El gigante asiático está clasificado durante dos años consecutivos entre las diez principales economías con el ritmo de reforma más rápidas del mundo, según dicho informe.

Precisamente impulsadas por las leyes de la economía de mercado, las empresas estadounidenses están invirtiendo más en el mercado chino con la meta de la optimización de la asignación de recursos y la eficiencia de la producción. Desde principios de este año, compañías estadounidenses como Exxon Mobil, Honeywell, Tesla y Wal-Mart han expandido su inversión y cooperación en China.

Una encuesta reciente realizada por la Cámara de Comercio de Estados Unidos en China demuestra que el 84% de las empresas estadounidenses no están dispuestas a retirarse de China, y un 38% de las compañías mantendrán o aumentarán su inversión en China. Además, los jefes de 10 empresas de capital extranjero, incluidas Qualcomm, Boston Consulting Group y otras empresas estadounidenses, expresaron claramente su optimismo sobre las perspectivas del desarrollo económico de China y la plena confianza en su desarrollo futuro.

En contraste, ¿qué ha hecho el gobierno de EE. UU. para las empresas nacionales? La gente ha visto que los políticos de la Casa Blanca abusaron de la etiqueta de "traidor" y usaron repetidamente medidas administrativas como la "amenaza de aumentar los impuestos" para presionar a las compañías estadounidenses a regresar a los Estados Unidos.

Se nota que la coacción de las compañías por parte de los políticos estadounidenses se ha vuelto cada vez más obvia.

Desde la amenaza de los líderes estadounidenses de imponer nuevos impuestos a las compañías estadounidenses que produzcan bienes en el extranjero, hasta la orden de la Casa Blanca que prohíbe que las empresas que compren productos de cinco compañías chinas, incluidas Huawei y ZTE, participen en licitaciones de compras del gobierno y más recientemente el discurso pronunciado por el Fiscal General de los Estados Unidos, William Barr, quien intimidó a las compañías estadounidenses que si se acercan demasiado a China, "podían violar la ley federal de los Estados Unidos", queda cada vez más al descubierto las intenciones de los políticos norteamericanos.

Según los datos del Departamento de Comercio de los Estados Unidos, el volumen del comercio bilateral entre China y los Estados Unidos aumentó a 39.700 millones de dólares en abril de este año, mostrando un incremento de casi el 43% en comparación con marzo. China se ha convertido una vez más en el mayor socio comercial de los Estados Unidos y en uno de los pocos factores positivos en los intercambios económicos y comerciales extranjeros del país norteamericano. Como han señalado diversos analistas, aunque los políticos estadounidenses han clamado repetidamente por "desacoplarse" de China, la dependencia de los Estados Unidos en el mercado y los productos chinos se ha profundizado.

En la actualidad, impactadas por la epidemia de la COVID-19, miles de empresas estadounidenses se han declarado en bancarrota, incluso algunas marcas icónicas que ocupan puestos importantes en la cadena de la industria. Sin embargo, Pompeo y sus similares han bloqueado arbitrariamente su acceso a mercados tan amplios como el chino. Tales políticos sin escrúpulos solo dañarán el desarrollo y los intereses comerciales de las empresas estadounidenses, aumentarán la "fuerza centrífuga" contra su propio país y empujarán a la economía estadounidense a una situación aún más difícil.

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