La presión continua resultará contraproducente

El día 21, hora local, el Departamento de Comercio de los EE. UU., declaró, por llamados motivos de seguridad nacional, incluir cinco entidades chinas, entre ellas Zhongke Shuguang y el Instituto de Tecnología Informática de Jiangnan, en la “lista de entidades” de control de exportaciones, que les prohíbe comprar piezas de proveedores estadounidenses. La decisión pertinente entró en vigor el 24 de junio.

Esta es otra medida de sanciones unilaterales tomada por Estados Unidos contra compañías chinas luego de la inclusión de Huawei en la "lista de entidades". Las compañías chinas que figuran en la "Lista de entidades" se dedican principalmente al desarrollo de supercomputadoras. En la última lista de las 500 mejores supercomputadoras del mundo, “Luz de Shenwei-Taihu” y “Tianhe No.2” de China ocuparon el tercer y cuarto lugar, con un número total de supercomputadoras que alcanzaron las 219. Clasificada como la primera en el mundo, la supercomputadora estadounidense "Summit" ocupó el primer lugar, pero el número total de supercomputadoras en la lista es de solo 116. Se puede ver que la situación de competencia entre China y los Estados Unidos se está volviendo cada vez más obvia en el campo de las supercomputadoras que promueven el desarrollo industrial y una serie de tecnologías de alta gama. En este contexto, Estados Unidos ha incluido a cinco empresas chinas que se dedican a negocios de supercomputación en la "lista de entidades" de control de exportaciones por motivos de los llamados problemas de seguridad, está destinado a frenar la tecnología 5G de Huawei, el propósito es cortar la cadena de suministro de las empresas chinas, disminuir la fuerza de la ciencia y la tecnología de China y el desarrollo económico.

Dentro de una semana, los jefes de Estado de China y Estados Unidos se reunirán nuevamente durante la cumbre de los líderes de los 20 países. La parte estadounidense lanzó esta medida en este momento, tiene la intención de ejercer mayor presión sobre la parte china para obtener más fichas para las consultas económicas y comerciales.

Desde que el representante comercial de los EE. UU., Robert Lighthizer, declaró que "no se puede pensar en una mejor manera que el arancel", hasta que incluyó a varias compañías de tecnología chinas en la "lista de entidades" de control de exportaciones, la serie de acciones de EE.UU. no muestra el deseo de resolver realmente el problema, va en contra del consenso alcanzado por los líderes chino y estadounidense a fines del año pasado, y no corresponde con el espíritu de las recientes conversaciones entre los dos jefes de Estado, que daña los intereses de las empresas chinas y estadounidenses.

Ya sea para reprimir la ciencia y la tecnología y el desarrollo económico de China a largo plazo, o para presionar a China en las consultas económicas y comerciales, las intenciones de los Estados Unidos no se llevarán a cabo.

Por otro lado, la actitud de China hacia las consultas económicas y comerciales es firme y consistente, los problemas deben resolverse a través del diálogo igualitario. La clave es cuidar de las preocupaciones legítimas de la otra parte. Los Estados Unidos deben tratar a las empresas chinas de manera justa y no intentar utilizar la competencia injusta para perseguir la competencia desleal.

La cooperación entre China y Estados Unidos es beneficiosa para ambas parte y la lucha daña a todos. Esta es la verdad que la historia y la realidad han demostrado repetidamente. Los líderes chino y estadounidense se reunirán nuevamente en Osaka. En este momento crítico de la atención mundial, los equipos económicos y comerciales de China y los Estados Unidos deben demostrar su sinceridad en la solución de problemas de acuerdo con el consenso alcanzado por los dos jefes de Estado en Argentina y el espíritu de los consensos recientes. La parte de los Estados Unidos debe respetar la voluntad de las compañías chinas y estadounidenses para llevar a cabo el comercio y la cooperación de alta tecnología y salvaguardar los derechos e intereses legítimos de las compañías de ambas naciones. En caso contrario, recurrir a una presión extrema, que no funciona para China en ningún momento, resultará en todo lo contrario.