Cambio de cara de Rubio hace que la gente le entienda mejor

Según Reuters informó el 18, el senador estadounidense, Marco Rubio, propuso el 17 un proyecto de ley para enmendar la Ley de Autorización de Defensa Nacional de EE. UU., que prohíbe a las compañías chinas de Huawei solicitar tasas de patentes y demandar indemnización por los daños a compañías estadounidenses a través de los tribunales de EE. UU.

Al enterarse de esta noticia, el público mundial, incluidos los cibernautas estadounidenses, se mostró sorprendido e incrédulo: un senador que se enorgullece de proteger los derechos de propiedad intelectual ha declarado públicamente que no es necesario enmendar a los países extranjeros para defender adecuadamente sus derechos de conformidad con la legislación de los EE. UU. ¿Está robando abiertamente los logros de propiedad intelectual y patentes de otros países? Requerir que las compañías extranjeras paguen las patentes de los EE. UU., pero no permitirles que soliciten pagos de las patentes a los EE. UU. ¡Esto es una lógica de ladrón hegemónica e injustificada y un comportamiento deshonesto!

Como el activista anti-China más radical en el Partido Republicano de los Estados Unidos, el Senador Rubio a menudo culpa a China por el "robo" de los derechos de propiedad intelectual de los Estados Unidos y calumnia a Huawei como una amenaza seria para la seguridad nacional de los Estados Unidos. Cuando Huawei defendió legalmente sus derechos y le pidió al operador estadounidense de redes móviles Verizon que pagara más de 230 patentes por más de mil millones de dólares en derechos de licencia de patente, Rubio parece haber olvidado por completo sus palabras del llamado "robo" de China. Ataca a Huawei como un "gamberro de patentes" e incluso propuso revivir la ley para prohibir que Huawei recupere las tarifas de patentes. Este tipo de acción que cambia de cara sin un poco de ética profesional refleja su doble estándar típico en temas de propiedad intelectual: cuando las empresas extranjeras utilizan patentes de EE. UU., se habla de la importancia de la protección de la propiedad intelectual para los Estados Unidos; pero cuando se hace una patente extranjera, él voltea su rostro, y solo hay interés político en sus ojos.

A los ojos de Rubio, la protección de la propiedad intelectual es una herramienta en sus manos. Cuándo y cómo usarla, lo decide por sí mismo. El proyecto de ley que hizo de manera irracional esta vez, puso a Estados Unidos en el hoyo. Porque esto equivale a decirle al mundo que Estados Unidos siempre ha mantenido dobles estándares en la protección de la propiedad intelectual.

Por supuesto, el ataque de Rubio a China no se limita a cuestiones de propiedad intelectual. Desde su elección al Senado en 2011, se ha establecido como el "sello político" más distintivo con una serie de acciones: desde presionar a la Cámara de Representantes de los EE. UU. a aprobar la "Ley de viajes de Taiwán" hasta proponer que se prohíba a las agencias del gobierno de EE. UU. comprar equipamientos de Huawei; desde acusar al Instituto Confucio, que difunde la cultura tradicional china, y llamar a expulsarlo del campus estadounidense hasta atacar los derechos humanos de China. El Washington Post describió las acciones de Rubio como una de las "críticas más ruidosas sobre China" del gobierno estadounidense.

A la edad de 48 años, tiene un fondo de "partido de té", que no solo es extremadamente duro en las posiciones políticas, sino que también tiene un fuerte color contra China y una ambición política. Una vez gritó en un mitin que "debe ser nuestra generación la que dirija a los Estados Unidos hacia el nuevo siglo". En 2016, participó en las elecciones presidenciales de los Estados Unidos y fue derrotado en las elecciones primarias del partido.

Sin embargo, Rubio no está reconciliado. De vez en cuando, plantea una propuesta en contra de China para refrescar el sentido de su existencia como una imagen llamada "patriótica".

En realidad con el nombre del patriotismo, está haciendo cosas mal en el país. Tales personas con pensamientos, comportamientos y discursos extremos están enredando los intereses de los estadounidenses con sus propios deseos, y sus ambiciones serán vistas por más y más personas.