​China crea más de 66 millones de empleos urbanos en el último lustro

China ha creado más de 66 millones de empleos urbanos en los últimos cinco años, según los datos oficiales.

Yin Weimin, ministro de Recursos Humanos y Seguridad Social, precisó el domingo pasado que en el último lustro, el 90 por ciento de los graduados universitarios encontraron trabajo y más de 1,1 millones de trabajadores despedidos como resultado de los recortes del exceso de capacidad de producción del país volvieron a ponerse manos a la obra.

Según los registros oficiales, al cierre de 2017, la tasa de desempleo en las áreas urbanas era del 3,9 por ciento, el nivel más bajo desde 2002.

Según los datos oficiales, de 2013 a 2017 se habían creado más de 13 millones de empleos cada año en las áreas urbanas, a pesar del efecto negativo de la reestructuración económica y la ralentización del crecimiento.

En 2017 se generaron 13,51 millones de nuevos empleos en las zonas de las ciudades. El Gobierno central estableció un aumento de 11 millones de empleos como su objetivo oficial para todo 2017.

Para garantizar un empleo estable, China ha implementado una serie de políticas favorables al empleo para graduados, trabajadores despedidos, discapacitados y trabajadores migrantes.

Yin indicó que China continuará implementando y mejorando las políticas laborales y empresariales para crear más empleos en 2018.

Según otra información, China actualizó el domingo pasado su lista de "sectores sensibles" para la inversión en ultramar, sujetos a una regulación adicional, en la que eliminó a los sectores de telecomunicaciones y electricidad y añadió a la industria de armas y a varios sectores de alto perfil.

Un comunicado de la Comisión Nacional de Desarrollo y Reforma (CNDR) dice que a partir del 1 de marzo, la inversión en proyectos de ultramar de operación de telecomunicaciones, desarrollo del suelo de gran escala y red eléctrica, sólo necesitan presentar solicitudes de registro completas ante las autoridades, como hacen los otros sectores comunes, sin que sea necesaria ya la aprobación oficial.

Esos sectores habían sido considerados sensibles de acuerdo con la lista previa publicada en 2014.

La industria de armas fue añadida a la lista.

La inversión en ultramar en bienes raíces, hoteles, cines, entretenimiento, clubs deportivos y fondos de inversión de capital también será restringida, dijo la CNDR, porque el Gobierno ha intensificado los esfuerzos para frenar la inversión irracional en ultramar.

La CNDR mantuvo en la lista al desarrollo transfronterizo de recursos hídricos y a los medios informativos.

La inversión directa en ultramar no financiera de China descendió un 29,4 por ciento para ubicarse en 120.000 millones de dólares en 2017.

También el domingo pasado, los bancos chinos han aumentado constantemente el respaldo crediticio a las industrias ecológicas.

Según mostraron los datos dados a conocer por la Comisión Reguladora de la Banca de China (CRBCh), el crédito ecológico pendiente de los 21 principales bancos chinos se situó en 8,22 billones de yuanes (equivalentes a 1,3 billones de dólares) al cierre de junio de 2017, frente a los 5,2 billones de yuanes al término de 2013.

Según el regulador bancario, los proyectos respaldados por estos préstamos podrían ahorrar alrededor de 215 millones de toneladas de carbón estándar y reducir las emisiones de dióxido de carbono en 491 millones de toneladas por año.

La tasa de préstamos incobrables del crédito ecológico se ha mantenido en un nivel bajo. Al cierre de junio del año pasado, el índice de morosidad de los préstamos para proyectos y servicios de ahorro de energía y protección ambiental, fue de solo el 0,37 por ciento, cerca de 1,32 puntos porcentuales más bajo que el de otros préstamos durante el mismo período.

El crédito ecológico consiste en préstamos para proyectos y servicios de ahorro de energía y protección medioambiental, así como para industrias emergentes de nuevas fuentes de energía, vehículos de nuevas fuentes de energía, ahorro energético y protección ambiental, con lo que se crea un mecanismo de financiamiento ecológico para la transición hacia un crecimiento sostenible, incluidas exenciones de impuestos y otros instrumentos como el crédito y los bonos ecológico