CRI
Cuando el Emperador Inicial de la Dinastía Qin subió al trono, estaba fascinado con la idea de buscar la inmortalidad. Escuchaba hablar de una montaña celestial en el mar Bohai, que atesoraba los elixires de la vida eterna. Entonces, mandó a varios alquimistas al mencionado mar a buscarlo. Lu Sheng fue el primero de estos hombres que fracasó en su misión. El lugar por donde Lu Sheng salió al mar, se localiza actualmente en el Parque del Oriente de la ciudad, Qinhuangdao, donde se colocó una estatua de granito negro del Emperador Inicial de seis metros de altura y 80 toneladas de peso.
Tras la fallida expedición de Lu Sheng, el emperador delegó la tarea en Xu Fu. A su regreso de su primera navegación, Xu Fu declaró que había subido la montaña celestial y visto los elixires, pero que el dios de la montaña no le permitió llevárselos consigo porque las ofrendas no eran suficientes. Si quería obtener los elixires de la vida eterna, tenía que mandar mujeres y hombres jóvenes y buenos obreros. El emperador no vaciló en seleccionar tres mil jóvenes de ambos sexos y a un grupo de hábiles trabajadores.
Esta vez, Xu Fu tampoco volvió con los elixires y puso como excusa que los dragones y los monstruos le habían impedido acercarse a la montaña celestial en el mar. Justamente, el emperador soñaba que luchaba contra el dios del mar, que de acuerdo con el adivino, era el símbolo de los dragones y los monstruos. Por eso, el emperador volvió a creer en Xu Fu y equipó y se unió a la flota con arqueros élites y armas sofisticadas.
En efecto, se encontró con un pez gigantesco en el mar, al que dio muerte personalmente. Sin embargo, todavía no se veía rastro de la montaña celestial y los elixires. Xu Fu, que no se atrevió a presentarse ante el emperador, se fue a las islas de Japón y se estableció allí con los tres mil jóvenes y los artífices. Xu Fu murió en la Montaña Fuji.
En Japón hay muchos registros y leyendas sobre Xu Fu e incluso algunos estudiosos creen que Xu Fu fue el Mikado Jinmu Tenno, primer emperador japonés. El pueblo japonés rinde culto a Xu Fu como el santo y dios encargado de la agricultura y la medicina. Hoy en día, se conservan en Japón muchos vestigios que dan fe de su existencia, tales como la tumba de Xu Fu, el Palacio de Xu Fu, la roca de Xu Fu y el monumento del desembarco. Cada otoño, el pueblo del distrito Yomiuri rinde culto al templo dedicado al alquimista chino y cada 50 años se celebra una gran ceremonia en su honor.
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