El Dios de la Riqueza está representado por figuras muy variadas.
Dios de Tierra. La mayoría de los taiwaneses creen que el Dios de Tierra puede traerles la fortuna. En Hong Kong existe también la adoración al Dios de Tierra.
El quinto día del primer mes del calendario lunar, provincia de Jiangsu, en una ceremonia de "acoger al Dío de la Riqueza"
El monje con saco de tela. En leyendas chinas el buda Maitreya se encarna en un monje que lleva siempre consigo un gran saco de tela. La gente considera la risa del monje y su saco símbolos de felicidad y fortuna. Por eso el monje con saco de tela representa también el Dios de la Riqueza.
Fu, Lu, Shou, los tres inmortales. Se conocen también como las Tres Estrellas, a saber, Estrella de Felicidad, Estrella de Prosperidad y Estrella de Longividad.
Fan Li. Político del Reino Yue. Tras renunciar a su cargo en la Corte Real se dedicó a comercios y se hizo muy rico.
Los Dos Santos Hehe. Se conocen también como los "Dos Inmortales Hehe". Uno se llama Hanshan y el otro, Shide. Fueron monjes prominentes de la dinastía Tang. Dicen que los dos son encarnación de los budas Manjusri y Samantabhadra. Su gran amistad simboliza una relación interpersonal perfecta que puede traer la prosperidad común. La imagen de los Dos Santos Hehe es temática frecuente de los cuadros del Año Nuevo Chino.
Como costumbre de algunos lugares, un actor en vestido del Dío de la Riqueza reparten "lingotes de oro" entre los comerciantes
El maestro Zhong Liquan y el discípulo Lü Chunyang. Se conocen también como los "Inmortales Zhong y Lü". Según leyendas, los dos tenían la magia de convertir las piedras en oro. Por eso los mineros y comerciantes de oro los toman como sus patrones y sus Dioses de la Riqueza.
Shen Wansan. Leyendas chinas cuentan que el comerciante de la dinastía Ming, Shen Wansan, una vez consiguió un barreño mágico. Cualquier cosa que colocase en él, se convertía en tesoro. Por eso, Shen Wansan es también considerado el Dios de la Riqueza.
Liu Hai. Dicen que el monje taoísta Liu Hai era muy hábil en jugar al sapo dorado, un animalito divino, y le ordenaba escupir tesoros.