Maquillaje fascinante de la ópera de Beijing
Es comprensible que cuando el extranjero asiste por primera vez a una función de la ópera de Beijing se asombra de por qué los artistas están maquillados de rojo, blanco, negro, amarillo, verde y azul. ¿No serían máscaras? Pero la máscara es un aditamento, puede ser unida a la cara o incluso tener un puño para tapar el rostro y apartarse de él.
2010-11-23 17:29:53 CRI

Partiendo del efecto funcional, cualquier papel que necesite una imagen hiperbólica puede tener un maquillaje apropiado. A grandes rasgos, los maquillajes se reducen a dos categorías, la de los papeles jing (hombre vigoroso) y la de los papeles chou (payasos). En general, la mayoría de los admiradores del maquillaje se centran en los papeles jing, pero en realidad los papeles chou fueron los primeros en hacer uso del maquillaje. El jing se llama alias hualian (cara fuertemente pintado), que significa "cara florida". Por su nombre se percata de que su maquillaje tiene muchos cambios de personaje a personaje.

En comparación, el chou emplea un maquillaje más sencillo que el hualian; no obstante, puede representar más personajes que éste, y sus efectos son más notables. Por lo cual su maquillaje es muy delicado y fino, no como algunos dicen que es un "queso de soja". Incluso en caso de "queso de soja" (un área blanca de este tamaño en la parte central de la cara), las partes y tamaños por pintar varían según el personaje y la obra por representar.

Para un actor de la ópera de Beijing, el maquillaje es una forma de empatia con el papel. El diseño y el dibujo difieren de personaje a personaje, y es inaceptable que se confundan con los de ningún otro. Los métodos de dibujar son tan variados que cada cual tiene su riqueza propia. En algunos casos se toca el tinte con la mano y se lo frota en la cara, sin usar pincel. En las piezas de arte marcial, a modo de ilustración, así se pinta el héroe protagonista. Pero por lo general se dibujan con trazos las caras de los militares ordinarios combinando coloretes y aceites diferentes, y se requiere gran esmero en los tonos, el tamaño de las cuencas oculares, las cejas rectas o arqueadas, los cambios de las líneas y la fuerza con se usa el pincel.

En cuanto a los ministros malvados, se untan los rostros, resaltando ligeramente las cejas, dibujando las cuencas oculares en forma angular, agregando una o dos rayas de perversidad (conocidas como "patas de mosca") en las mejillas, y pintando las caras de blanco por entero como llevando máscaras, para así exponer sus cataduras verdaderas ante el público.

El maquillaje, como lo fino y variado que es, alberga connotaciones apreciativas o peyorativas, a la vez que enseña el parentesco, la idiosincrasia y la identidad del personaje, para llamar de este modo la atención a los espectadores y suplir la expresión insuficiente del actor, de ahí que haya devenido una peculiaridad de la ópera de Beijing. Hablando de la idiosincrasia, la cara roja, por ejemplo, representa la lealtad, la valentía y la rectitud; la cara negra, el arrojo y la rudeza; la cara azul, la altanería y la intrepidez; la cara blanca, la astucia; la cara similar al queso de soja, el servilismo y la bajeza, y así sucesivamente.

En una palabra, cualquier temperamento puede ser revelado con algún color y rayas dibujadas, para que sea calado de un vistazo por el espectador. Con respecto a la afinidad sanguínea, en el caso de padre e hijo, se pueden aplicar los mismos colores y usar los dibujos y las técnicas de pintar casi iguales. Para la identidad del personaje, comúnmente la cara de color oro o plata se aplica a un inmortal o dios; la cara con dibujos de serpiente, insecto, pez o camarón alude a un espíritu de agua o montaña; la cara de austeridad, a un ministro leal o hijo piadoso; la cara verde o azul, a un héroe del populacho; los ojos como ríñones y las cejas como mazos, a un monje; los ojos como pájaros y los labios pequeños, a un eunuco; y la cara como queso de soja, a un personaje mezquino.

El maquillaje también ayuda a ampliar la actuación del artista, así que para interpretar a un animal, no es necesario llevar a un irracional verdadero al escenario. Por ejemplo, en la obra El Templo Jinshan los actores se pintan las caras a semejanza de las de tortuga, camarón, ciervo, garza, etc., en representación de estos animales simpáticos que saben actuar y hablar. Al cabo de largos años de evolución, se ha acordado una rutina convencional para pintar las caras con lo que deben insinuar.


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