Cabe destacar que si bien es verdad que la división en dinastías del Norte y del Sur obstaculizaba el progreso económico, no es menos cierto que la hegemonía de los pueblos nómadas en la cuenca del río Amarillo promovió una integración nacional sin precedentes, así como la exogamia entre las etnias septentrionales y la etnia han de la que surgiría la nación china. De ahí que los historiadores coincidan en que, por paradójico que pueda parecer, la fragmentación de aquel período desempeño un papel decisivo en la reunificación de nuestro país.