La escasez de tierra y el auge del comercio contribuyeron grandemente a aumentar el número de personas que se ganaban la vida en los escenarios. Según registros históricos, la mayor compañía de marionetas llegó a tener unos 300 miembros, y la más pequeña, alrededor de unos 100 artistas y empleados.
En el siglo XIV, la monarquía Ming prohibió todo tipo de comercio exterior y cerró las puertas de China al mundo, por miedo a que se difundieran en el país la religión y las ideas occidentales.
El arte folclórico de Quanzhou sobrevivió a 400 años de aislamiento y ha resurgido lleno de energía y vigor. El arte antiguo de los títeres se considera, por lo tanto, "un fósil viviente".
Durante siglos, los titiriteros de Quanzhou han transmitido su arte de una generación a otra. Una compañía de marionetas tenía, por lo regular, cuatro o seis artistas, y unos 35 títeres, con un repertorio de 500 piezas. Vale la pena mencionar que los espectáculos de marionetas controlados por hilos en Quanzhou incluyen una música muy especial.
En las compañías de marionetas de Quanzhou todavía se utilizan partituras ininteligibles para la gente de hoy día, así como instrumentos antiguos. Aún se realiza la vieja ceremonia de entrada a la compañía de jóvenes artistas, quienes se convierten en discípulos de los maestros de este arte. Todo ello ha contribuido a la conservación de las características propias de las funciones de marionetas de Quanzhou.
Alrededor del siglo XVII, los titiriteros de Quanzhou ya eran capaces de presentar funciones espectaculares, con numerosos personajes y complicadas tramas. En el año 1793, durante el banquete que dio el emperador Qianlong de la dinastía Qing en su mansión temporal de Rehe, en honor de los funcionarios de la corte, se presentó una función de marionetas movidas por hilos.
En ese momento, nació en Quanzhou la "Compañía del Tigre", que presenta espectáculos rebosantes de expresividad. Las marionetas de este grupo pueden realizar acciones de gran perfección, entre las que se encuentran dar patadas, alcanzar y sostener una espada, y mover los ojos.
En el Tercer Festival Internacional de Marionetas celebrado en Quanzhou, el público se dio cuenta de que las funciones de los distintos países parecen encaminarse hacia una misma dirección, a pesar del hecho de que los títeres llevaban trajes distintos y hablaban idiomas diferentes. Los espectáculos ingleses, belgas, españoles y japoneses se inclinan más al realismo.