Para escenificar la superioridad del poder imperial, núcleo del sistema de clases, las antiguas construcciones palaciegas chinas adoptaron una estricta distribución desde la simetría del eje central: las construcciones situadas en él son grandiosas, mientras que las que están a sus lados son relativamente pequeñas y sencillas. Se caracterizan por tener un enorme sistema de soportes entre la parte superior de las columnas y las vigas transversales.

Réplica del palacio de la dinastía Qin
Como las dinastías se sucedieron rápidamente, al igual que las guerras, no quedaron muchas construcciones palaciegas de la antigüedad de China. Ahora, además del Palacio Imperial de Beijing, resiste el Palacio Imperial de Shenyang y algunas ruinas de los palacios de la dinastía Han (206 a.C - 220) y la dinastía Tang ( 618 – 907 ) en la ciudad de Xi´an.
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