Esta dinastía, que se fundó en el siglo XVI a. de C. y se prolongó durante casi seis centurias, trasladó varias veces su capital hasta fijarla en Yin, actual Anyang (provincia de Henan). Cabe decir que en este periodo, con la formación de un estado y la institucionalización de la propiedad privada, China entró de lleno en su proceso de civilización.
Los hallazgos arqueológicos —en su mayoría objetos de bronce e inscripciones oraculares sobre huesos de animales y caparazones de tortuga— demuestran que la civilización china de aquella época había alcanzado un alto grado de desarrollo.
Inscripciones en el caparazón de tortuga, origen de los caracteres chinos
Las inscripciones adivinatorias se descubrieron por pura casualidad. Un buen día de principios del siglo XX, un erudito de Beijing fue a una farmacia de medicina tradicional y compró varios fragmentos de huesos de mamíferos y de caparazón de tortuga. Enseguida se dio cuenta de que en ellos había grabados caracteres antiquísimos. Indagando la procedencia de los huesos y caparazones, descubrió que unos labriegos de Xiaotun (pueblo situado al noroeste de Anyang) los habían recogido en el campo y los habían vendido a la farmacia. Posteriores investigaciones confirmaron que los caracteres grabados en aquellos huesos y caparazones pertenecían a la dinastía Shang y que la ciudad de Yin, donde esta fijó su capital, se encontraba en los alrededores del pueblo de Xiaotun.