Desde la Isla Naranja veo a mi alrededor
millares de colinas escarlata y el rojo de los bosques.
En el intenso azul del ancho río
cien barcas luchan contra la corriente.
Las águilas golpean sus alas contra el cielo
y en las aguas los peces cruzan como celajes.
Bajo el gélido cielo, las criaturas todas rivalizan
en el disfrute de su libertad.
En esta inmensidad, profundamente absorto
pregunto a la gran tierra y al infinito cielo le pregunto:
¿Quiénes controlan la naturaleza?
Así dice el poema titulado Changsha, obra del emblemático líder chino Mao Zedong. Y es precisamente en esta isla Naranja que encontramos un pulmón que pretende mutar la calidad de vida de la China tal y cómo la conocemos. Lo que nos hace repensar el cuestionamiento de Mao y volver a preguntarnos ¿quiénes controlan la naturaleza?
La isla de las naranjas
En horas de la mañana llegamos a la ya mencionada Isla Naranja, preparados para un largo día. Nos subimos a un carro que nos guió en el recorrido. Apreciamos durante el trayecto los cinco jardines que aloja la isla, uno para cada estación del año y con vegetación característica del ciclo al que presentan consideración respectivamente: flor de melocotón en primavera, de bambú en verano, de osmanto en otoño y de ciruelo en invierno. Y el quinto jardín es el mismo que da nombre a la isla, el jardín de las naranjas que cuenta con más de cuarenta clases de dicho cítrico.