La primavera es como los amores cortos y apasionados, esos que dejan una marca para toda la vida. Imposible olvidarlos, soñamos diariamente con revivir esos momentos. Aunque la primavera se repite cada año, no escapamos al deseo de atrapar los paisajes que revela. Me he prometido visitar el parque Yuanmingyuan, pero en el camino no deja de sorprenderme la interacción entre naturaleza y ciudad. Aunque el sol se haya escondido las flores defienden la nueva estación en un esfuerzo sutil de superviviencia. Quizas porque su corta vida desafía a la inmortalidad, las flores revelan con su vida la calidad del ambiente donde crecen. Primavera que regala la magia de la lluvia fertilizandolo todo a su paso.
Visitar Beijing en primavera es decubrir a la ciudad dormida por los siglos de invierno y misterios en un despertar sublime. No puedo evitar en mis oidos la melodia del poema "Canción" del poeta nacional cubano Nicolás Guillén:
¡De qué callada manera
se me adentra usted sonriendo,
como si fuera
la primavera!
(Yo, muriendo.)
Y de qué modo sutil
me derramó en la camisa
todas las flores de abril.
¿Quién le dijo que yo era
risa siempre, nunca llanto,
como si fuera
la primavera?
(No soy tanto.)
En cambio, ¡qué espiritual
que usted me brinde una rosa
de su rosal principal!
¡De qué callada manera
se me adentra usted sonriendo,
como si fuera
la primavera!
(Yo, muriendo.)