28 de abril: Beichuan: escuela secundaria y poblado étnico Qiang
Ante nuestra vista se muestra la discapacidad motora de algunos de ellos; pero sonríen desde sus sillas de ruedas o acompañados por sus muletas.
Save and Share Tamaño de texto   2009-04-30 16:34:53 CRI
Por Harold Santana Gaínza
CRI Español

Beichuán fue el "epicentro del dolor". Antes del terremoto del 12 de mayo de 2008, la localidad, situada a 160 kilómetros de Chengdu, era un valle paradisíaco, con altas montañas y una naturaleza exuberante.

El sismo destruyó la región casi completamente: las casas se desplomaron como si fueran de papel, dos montañas se fundieron y sepultaron toda la vida y las construcciones que encontraron a su paso. Cuentan los testigos, que el estruendo fue infernal.

Los dos edificios principales de la Escuela Secundaria Básica de Beichuan colapsaron. Más de 1 000 estudiantes y cerca de 100 profesores (la mitad del claustro) perdieron sus vidas. Hoy, el centro educacional se encuentra ubicado en la sede del Instituto de Capacitación de la Compañía de Televisores Chang Hong. Esta es la sede temporal hasta que finalice la construcción de la escuela, financiada por el Comité de Chinos de Ultramar.

Estudiantes de la escuela de Beichuan

Las instalaciones están dotadas de aulas especializadas, terrenos deportivos y salas de rehabilitación para los alumnos que sufrieron daños físicos durante el terremoto.

La magnitud y repercusión del suceso han dejado profundas huellas en los estudiantes, quienes ahora se integran a un ambiente escolar en situaciones normales. Ellos no han podido superar aún todos los traumas; sin embargo, el claustro de profesores continúa implementando los programas de ayuda psicológica con asesoramiento especializado de prestigiosas universidades chinas.

Zhu Jun es una estudiante de la carrera profesoral de música. Llegó como pasante a esta escuela secundaria con el objetivo de ofrecer a los alumnos sesiones de terapia musical. Sin embargo, cuando comenzó sus clases se dio cuenta de que los alumnos, pertenecientes a la etnia Qiang, tenían grandes aptitudes musicales. ¡Así comenzaron a aprender música más allá del disfrute y la terapia!

A pesar de las terribles memorias, la vida de los estudiantes transcurre en condiciones de normalidad. Las tristezas y las pérdidas están en lo profundo de cada uno, y ante nuestra vista se muestra la discapacidad motora de algunos de ellos; pero sonríen desde sus sillas de ruedas o acompañados por sus muletas.

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