Nadie puede creer que Lanín fue una calle tan ordinaria como cualquier otra en el barrio Barracas antes de 2001.
Pero todo comenzó a cambiar en 2001, cuando Marino Santa María pintó la fachada de su propia casa, es decir, Lanín al 33. Gracias a su imaginación y obra, nacieron dibujos increíbles, los cuales llamaron la atención de sus vecinos. Los vecinos en la Calle Lanín, sin pensarlo, invitaron al artista a pintar también sus frentes de casa. Ese fue el punto inicial de transformación en Lanín. Y luego, Marino Santa María trabajó junto a sus alumnos en el taller para pintar otras casas. Como los vecinos no tenían ideas exactas sobre qué pintar, lo cual ofreció mucha libertad de diseño para el artista. Mediante los esfuerzos del equipo de Marino, todas las fachadas en la Calle Lanín contaron con sus propios dibujos. Sin embargo, nuestro artista se dio cuenta más adelante que el uso de pigmentos dificulta la conservación de las obras. Con las lluvias, se dañaron y desaparecieron rápidamente. Entonces, sustituyó los pigmentos por mosaico y azulejo a partir de 2005, así se dio forma a nueva imagen de la Calle Lanín, la que conocemos hoy.