En la historia de China, los desastres naturales nunca han dejado de castigar esta vasta tierra. Millones de vidas se han perdido en los terremotos, erupciones volcánicas, aludes de tierra, inundaciones y otras catástrofes. El hombre es débil y frágil ante la Naturaleza. Sin embargo, siempre se levanta de las ruinas y sigue adelante con intrepidez. Actualmente, muchos sitios donde han ocurrido calamidades se han convertido en centros de investigación científica y de turismo, creando nuevos valores para el desarrollo del país.
El Parque Geológico Nacional del Monte Cuihua, ubicado en la Montaña Qinling a treinta kilómetros de la ciudad de Xi´an, en el oeste del país, es conocido por sus diversas formaciones bien conservadas, producto del desprendimiento de tierra. Tiene un importante valor científico en el estudio de este tipo de calamidad geológica.
El terremoto de Tangshan es una pesadilla que siempre persigue a los chinos. El 28 de julio de 1976, un sismo de 7,8 grados Richter devoró a 240 mil personas. Ahí se estableció en 2007 un parque memorial sobre la antigua planta de locomotoras, una ruina de 400 mil metros cuadrados. En un muro que mide 300 metros están inscritas oraciones fúnebres, así como los nombres de las víctimas.
En la zona de Tengchong, ubicada en el suroeste del país, se concentran varios fenómenos geológicos de la era cenozoica tales como volcanes, calentamiento de la tierra, fuentes termales y actividad sísmica. Noventa y siete conos volcánicos forman un terreno dinámico raramente visto en el mundo, con una superficie de 221 kilómetros cuadrados.
Dongchuan, en el suroeste de China, es una zona famosa entre los geólogos por sus frecuentes aludes de fango. Todos los años en la temporada de lluvia, expertos en este rubro de todo el mundo concurren al sitio para observar los deslaves. Curiosamente, el fango y las rocas desprendidas de la montaña forman el terreno para una desafiante carrera de automóviles que se celebra anualmente.
En 1985, un desprendimiento de tierra destruyó un poblado entero con 1.500 casas en Zigui, en el centro del país, así como 77 barcos en el río adyacente. Por fortuna, todos los habitantes habían sido evacuados. Hoy en día, el sitio se ha convertido en campos de cultivo.