Lecciones de una familia tibetana
2015-10-20 09:04:07 China Hoy - CRI

Hoy el padre de Tashi tiene 74 años. Ya jubilado, pasa una vida muy cómoda. Su rica experiencia por tantos lugares le ha dado sabiduría y lo ha vuelto muy previsor. Esas cualidades no solo se reflejan en la capacidad que tuvo para sacar adelante a su familia, sino también en la educación que les dio a sus hijos.

Los hermanos mayores de Tashi fueron enviados a una tradicional escuela privada, dirigida por un anciano de grandes virtudes y prestigio. Allá aprendieron la lengua tibetana, a través de sutras budistas. Tashi y sus hermanos menores fueron a Lhasa también por una mejor educación.

Los hijos no defraudaron a sus padres. Tashi y su hermano menor son ya policías, mientras que su hermana menor acaba de graduarse de la Universidad de Lengua y Cultura de Beijing. Sus tres hermanos mayores (un hombre y dos mujeres) han seguido la huella del padre y se dedican al comercio. A Lang, hermano mayor de Tashi, tiene muy presente el consejo de su padre: "No hagas negocios ilegales que afecten al país, que vayan en contra de la creencia de la etnia ni que signifiquen matar reses, aves u otros animales o que perjudiquen el interés de los demás". Según su punto de vista, no son solo principios para el campo de los negocios, sino también para ser una persona de bien.

Los padres encarnan la armonía de esta gran familia. Su larga experiencia de vida les permite valorar la importancia de la unión familiar. Durante el día cada uno está ocupado en sus quehaceres, pero de noche todos se reúnen, incluido el hermano mayor A Lang, de 45 años, quien vuelve a casa antes de las diez de la noche para no preocupar a sus padres. "Mis hermanos raras veces no comen en casa, salvo cuando tienen que trabajar fuera. Si yo regreso tarde a casa, mi hermano mayor no cesa de llamarme, pues se preocupa por mi seguridad", dice Tashi. Un hábito familiar que muy poco se ve en las ciudades.

La caracola de la suerte

A Lang comenzó a los 18 años a seguir los pasos de su padre, y ya en la década de 1990 emprendió sus propios negocios. Sin embargo, A Lang no ha dejado de adecuar su visión para los negocios de acuerdo con el constante cambio de gustos y necesidades en los consumidores.

En los años 90, la familia de Tashi adquirió un terreno al lado del río Nyangchu, en la ciudad de Nyingchi, donde construyó un hostal. Con el desarrollo del turismo, Nyingchi –llama-da la pequeña "Jiangnan del Tíbet" (Jiangnan es una zona al sur del río Yangtsé)– viene acogiendo cada día a más turistas. En 2012, A Lang decidió renovar el hostal. Dos años después, este se había convertido en un gran hotel con más de 90 habitaciones, más de 30 empleados y que ofrecía otros servicios, como restaurante y casa de té.

El manejo del hotel le demanda toda su atención y ha debido tomar decisiones importantes, por ejemplo, en cuanto a la decoración. De hecho, durante mucho tiempo anduvo indeciso respecto a cómo cambiarla. Darle un estilo moderno podría haberle hecho perder su esencia, pero, por otra parte, la madera de estilo tibetano no se caracteriza por su larga duración ni ofrecía mucha comodidad a los clientes. A Lang y su hermano menor recorrieron muchos lugares para informarse bien y, finalmente, decidieron darle al hotel un estilo mixto de modernidad y tradición tibetana.

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