EEUU, la Unión Europea, Rusia y Ucrania gestionaron el jueves un acuerdo en Ginebra para aliviar la tensión en el este de Urania, donde militantes prorusos ocupaban edificios de gobierno en algunas ciudades, y la operación militar ucraniana no habían logrado expulsarlos.
Los militantes rechazaron dicho acuerdo demandando el derrocamiento del gobierno de Kiev.
"Esperamos y seguiremos de cerca si Rusia cumplirá o no su responsabilidad de usar su muy considerable influencia para contener y retirar a esos milicianos irregulares de los edificios y espacios que han ocupado", dijo Susan Rice, asesora de la Seguridad Nacional, en una rueda de prensa celebrada en la Casa Blanca.
"Si no vemos acciones acorde con los compromisos hechos ayer por Rusia en Ginebra, a los cuales todos damos la bienvenida, obviamente es claro que nosostros y nuestros socios europeos seguimos dispuestos a imponer costos adicionales sobre Rusia por no haberse adherido a sus obligaciones", dijo.
La vocera del Dapartamento de Estado, Jennifer Psaki, insistió en la legitimidad del gobierno de Kiev, diciendo que su llegada al poder "no fue un golpe de Estado" sino llenar un vacío de liderazgo" dejado por el presidente Viktor Yanukovych el 22 de febrero cuando huyó de la capital.
Rusia no reoconoce el gobierno de Ucrania, y el presidente Vladimir Putin adviertió el jueves de que mientras este país cae en un "abismo", él tiene un "derecho" de enviar tropas al país, aunque "desea profundamente" que no tendría que hacerlo.
Liang