El Buró Nacional de Estadísticas (BNE) de China indico el domingo pasado que el índice de precios al consumidor (IPC) de China, un importante indicador de la inflación, subió un 1,6 por ciento interanual en julio, el nivel más alto de 2015 motivado principalmente por el aumento de los precios de la carne de cerdo.
A nivel intermensual, el IPC se alzó un 0,3 por ciento El índice se ha mantenido por debajo del 2 por ciento durante 11 meses consecutivos en medio de la ralentización económica.
Los analistas señalaron que la inflación de China es y se mantendrá moderada y minimizaron la posibilidad de operaciones del gobierno chino para drenar la liquidez del mercado.
Yu Qiumei, experta del BNE, atribuyó la subida principalmente a los elevados precios de la carne de cerdo, uno de los principales factores que toman los economistas de BNE cuando calculan el IPC. Los precios se incrementaron un 16,7 por ciento en julio.
La inflación de China ha entrado en el "ciclo del precio de la carne de cerdo". Antes del aumento, los precios de la carne de cerdo habían caído de forma continua durante los últimos dos años, afectando en gran medida a los ingresos de campesinos criadores de cerdos, quienes, con el objetivo de mitigar las pérdidas, se vieron obligados a reducir el número de animales que criaban.
El Ministerio de Comercio minimizó el aumento de los precios, considerando que se trata de una normal corrección del mercado.
"El aumento reciente es una corrección de las drásticas bajadas en los últimos dos años", señaló el portavoz de la cartera, Shen Danyang, quien agregó que el ministerio sigue de cerca el mercado y trabaja para estabilizar el suministro de la carne de cerdo.
Zhang Jun, director de investigación macroeconómica de Morgan Stanley Huaxin Securities, anticipó que el IPC alcanzará el 2,5 por ciento hasta acercarse al 3 por ciento a finales del año.
"El crecimiento anual podrá situarse entre el 1,8 y el 2 por ciento", previó Zhang. El gobierno chino tiene como objetivo mantener la inflación en torno al 3 por ciento para el año.
Lian Ping, economista jefe del Banco de Comunicaciones, consideró que la inflación de China continuará moderada.
"El crecimiento del IPC oscilará entre el 1,5 y el 2 por ciento en el segundo semestre y la tasa anual será de alrededor del 1,5 por ciento", sostuvo el economista.
Mientras tanto, el índice de precios al productor (IPP) de China continuó cayendo en julio, señalando un relevante riesgo deflacionario.
El IPP, que mide la inflación a nivel de ventas al por mayor, descendió un 5,4 por ciento interanual en julio, frente a la caída del 4,8 por ciento de junio, y marcó el 41º mes consecutivo de declive y llegando a su nivel más bajo desde finales de 2009.
Los precios de los materiales de producción bajaron un 6,9 por ciento, mientras que los de artículos de consumo cayeron un 0,3 por ciento.
En los primeros siete meses del año, el IPP registró un caída de 4,7 por ciento interanual, y a nivel intermensual, la reducción fue de 0,7 por ciento en julio.
La experta del BNE, Yu Qiumei, opinó que la contracción del IPP se debió principalmente a las caídas de los precios de los productos industriales y los decrecientes costos de la producción del crudo y gas natural.
"La demanda interna siguió débil, y los precios de las materias primas continuaron en descenso. China aún afronta un serio riesgo de deflación", analizó Qu Hongbin, economista jefe de HSBC en el país asiático.
Como señal de la débil demanda, las importaciones de China registraron una notable reducción de 8,6 por ciento en julio. La relevante caída del 8,9 por ciento de las exportaciones ensombreció la segunda mayor economía mundial.
Para empeorar la situación, los precios de las principales materias primas han permanecido en el nivel más bajo de los últimos años, y no hay signos de una pronta recuperación.
El Banco Mundial pronosticó que los precios energéticos registrarán este año una bajada del 39 por ciento respecto a los niveles de 2014, y los de metales y minerales de hierro, unos descensos de 16 y 43 por ciento, respectivamente.