El mes pasado, el BCE anunció que comprará sin límites las deudas de los países en casos difíciles, si es necesario.
Lo anterior provocó amplias críticas en Alemania contra Draghi, justo antes de su visita, ya que algunos parlamentarios consideraron que el programa del BCE se traduciría en más inflación y suponía un riesgo para la independencia de la institución.
Por ello es que el presidente del BCE defendió que su programa no implicará "riesgos excesivos para los contribuyentes de la eurozona", ya que se evitarán asegurándose de que los países no aplican políticas erróneas.
Draghi añadió que los riesgos se evitarán con las reglas extrictas del Mecanismo Europeo de Estabilidad Financiera (MEEF).
Reiteró que las OMT no supondrán una "financiación encubierta de los gobiernos", ya que solo tendrán lugar en los mercados secundarios.
Los esfuerzos de Draghi por explicar las políticas del BCE en el Bundestag le ganó la empatía de varios miembros.
Por ejemplo Norbert Barthle, miembro de la Unión Demócrata Cristiana, dijo que las respuestas de Draghi han sido muy convincentes porque mostraron que las preocupaciones de los alemanes sobre la inflación no tienen razón de ser.
También Volker Wissing, experto financiero de Partido Liberal Democrático, reconoció los esfuerzos de Draghi y manifestó que se puede dejar de sospechar la seriedad de las políticas de BCE.
Joachim Poß, experto financiero de Partido Social Demócratico, consideró que la presentación de Draghi resulta generalmente positiva.
En adición, Priska Hinz, experto financiero de Partido Verde, dio la bienvenida al discurso de Draghi, destacando que deben ser más transparentes los actos de BCE.
Las críticas provinieron, principalmente, de los partidos de izquierda. Este sector consideró que la tarea prioritaria del BCE consiste en rescatar a los bancos.
(Enrique/Raúl)