¡Bienvenidos entusiastas del músculo! Comidilla deportiva como pocas es la que se teje por estos días en Beijing alrededor del publicitado encuentro entre la superestrella local, Liu Xiang, y el cubano que amenaza con destronarlo si no se amarra bien los pantalones, Dayron Robles, quien ostenta el envidiable registro de 12.88 segundos en 110 metros con vallas. Y que conste que Robles viene dipuesto, incluso a contrapelo de sus diplomáticas respuestas, a morirse con su título. Lo que sigue es fruto de mi amistosa acometida en la Casa Cuba, para sacarle algunas palabras al agitado guantanamero.
La fama es un arma de doble filo. Un día te salva del anonimato, pero al siguiente te puede cortar por exceso si no sabes envainarla a tiempo. En eso anda Dayron Robles, tratando de enfundar la hoja que, a destiempo para sus 21 años de edad, amenaza con sajarle los dedos. "La fama me llegó demasiado rápido," admitió hace poco en Cuba.
Por ello no es de extrañar que en esta noche dominical beijinesa se muestre esquivo con los pocos periodistas que le rodeamos en la Casa Cuba, ubicada en la embajada cubana en China. Amoscado, afirma que no tiene nada más que decir, que ya ha hablado hasta por los codos a cuanto reportero chino se le ha aproximado. Y se va a un rincón, a rumiar por un rato la inconformidad de ser procurado a toda hora. En todas partes.
"Háblame aunque sea de Guantánamo," le pido conciliador un rato después, tratando de que al menos evoque su terruño natal. Comienza a ceder un tanto cuando le muestro en mi cámara el video que circula por los autobuses de Beijing, en el cual un habilidoso montaje exhibe al cubano en caras contrapuestas con Liu Xiang, el vallista chino que vio caer su reinado mundial de 12.88 segundos en 110 metros con vallas, cuando el guantanamero cronometró 12.87 en junio pasado, en Ostrava, República Checa.
"Pues si eso está en las guaguas (buses) me va a ser difícil salir de la villa Olímpica. Tendré que andar medio "tranquilo", se anima a bromear un tanto el campeón. "Tranquilo." Para Dayron Robles esa palabra parece entrañar un juego polisémico que se acomoda a cada situación. "Tranquilo," responde por igual cuando inquiero sobre su actual estado físico. Y como "tranquilos" también ha descrito sus años adolescentes, cuando soñaba con igualar las hazañas del multigalardonado Javier Sotomayor, quien esta noche se acomoda en un sofá a pocos pies del nuevo ídolo.
Su encuentro con Liu y otros rivales, programado para el 21 de agosto, es quizás el mayor atractivo de los 29º Juegos Olímpicos, al menos desde la óptica del público local, enardecido desde hace tiempo ante la posibilidad de que su estrella deportiva más codiciada – por encima incluso del mítico Yao Ming - pueda conocer la derrota en suelo patrio, ante la audacia y pujante destreza de un cubanito más joven y en apariencia más inexperto.
"Nuestras buenas relaciones no se pierden. Seguirán siempre," me dice Robles sobre sus vínculos con su futuro rival, con quien afirma no estar "obsesionado" y para el cual sólo tiene palabras de consideración y encomio. "Eso sería una locura, pero tampoco me extrañaría de él, teniendo en cuenta nuestras buenas relaciones," añade ante la sugerencia de que Liu Xiang pudiera invitarle en algún momento a probar la culinaria local, en uno de los tantos restaurantes de todo tipo que hacen de Beijing un Jauja gastronómico.
"¿Entrenar hoy? No, creo que el domingo es de descanso en todo el mundo, y son muy pocos los que violan esta teoría," responde, con el mismo talante natural con que salta las vallas y destroza récords.
"¿Y qué tal te lleva el verano de Beijing?," le pregunto en noche lluviosa, con casi 30 grados Celsios de temperatura y más de 50 por ciento de humedad.
"Lo llevo bastante bien por que acabo de llegar de Cuba, y ya sabes que en Cuba es algo similar. Lo llevo normal."
Esta visita a China, amén del ya tan llevado y traído duelo con Liu, tiene mucho de especial para Robles. "No es la primera que estoy aquí, pues ya tuve una visión del país cuando vine al Shanghai Golden Grand Prix (atletismo), en 2006. Pero esto de ahora (olimpiada) es especial. Se repite sólo cada cuatro años, y cada cuatro años nunca ocurre lo mismo."
¿Y qué dice Liu Xiang?
Esa misma noche, la TV china incita a Lu Xiang a pronunciarse sobre la presencia de Robles en Beijing. El vencedor de Atenas, sin dejar de ser atento con su rival, intenta ser más preciso que aquél: al día siguiente cuelga de su página virtual oficial su parecer: "Dayron Robles es más fuerte que yo."
Tras insistir en que el antillano está en plena forma, Liu indica que Robles es un rival de armas tomar "Está claro, añadió, que es el mejor de los vallistas que vienen a la Olimpiada."
A juicio de especialistas, Lu Xiang se encuentra sometido a una gran presión, por lo que significaría perder su cetro en casa, en una nación donde históricamente, "perder rostro" (o quedar en ridículo, para decirlo en lenguaje llano) equivale a verse moralmente desnudo ante la multitud.
Súmese que Liu Xiang anda aún lidiando con las secuelas de un desgarramiento en los ligamentos de la corva, meintras que Robles, ya lo dijo, vive con su cuerpo "tranquilo". Nada, que tiene razón para preocuparse el chino con la llegada de "Lobosi" como ya conocen millones de chinos al veloz guantanamero.
Por ahora, sólo queda esperar, y apostar, como de seguro hacen muchos, en espera del plato mas sustancioso del atletismo olímpico de 2008. |