La Olimpiada de las Teclas (II y final)

2008-08-10 20:11:12  spanish
Ya que las circunstancias me condenan a estar anclado a un buró en una redacción, prendo la imaginación a la butaca para remedar al novelista cubano José Lezama Lima, intentando ser un pregrino immóvil que otea el horizonte. Desde esta poltrona, y con el concurso de mis colegas chinos Víctor Yutong y Roque Kai, espero ofrecerles la comidilla de esta Olimpiada

La Olimpiada de las Teclas (II y final)

¡Bienvenidos entusiastas del músculo! Andaba en deuda con ustedes, tras prometerles algo de la visita al Centro Principal de Prensa de la Olimpiada de Beijing 2008. La verdad es que me he sentido un tanto atolondrado, entre el cúmulo de vivencias que me inspira a escribir, tras ver tanta cosa nueva en las calles de Beijing, y la velocidad astronómica a que tienen lugar los cambios por acá. En fin, a no perder tiempo, que es oro (¡y ojalá fuera negro, que cómo andan los precios del crudo!).

Apenas dejamos al japonés Fujiwara en el descomunal Centro de Transmisiones, nos recibió en la casa de al lado el chino Yuan Mingyuan, un supervisor de protocolo para operaciones de prensa en el CPP. Con su traje negro (¡sacrilegio en el verano beijinés!) nos condujo por las no menos ciclópeas instalaciones, - comparadas con las de su vecino, el centro de transmisiones-, que se alzan en el perímetro deportivo de la Cuarta Circunvalación Norte de la ciudad. Allí tuvimos un primer atisbo de lo que disfrutarán desde el 8 de agosto 5.600 periodistas y fotógrafos acreditados a los JJOO.

Lo primero que sorprende gratamente del sitio es su ambiente relajado. Apenas se penetra en el aposento, percibimos una cierta tentación al bolsillo, viendo la bien dotada tiendecilla al estilo de abarrotes, que abre sus puertas en el flanco derecho de la entrada principal. De ahí pasamos a los sitios donde la prensa deberá encontrar las más disímiles informaciones sobre China. Para ello, se dispone de decenas de voluntarios y personal especialmente entrenado en estos menesteres, capaces de recordarnos en inglés, francés, italiano, ruso, árabe, turco, español y, desde luego, chino, que los que traspasamos el umbral apenas sabemos algo sobre el sitio que visitamos. ¡Y lo hacen con una diplomacia!

A poca distancia están ubicados asimismo estaciones para recargar teléfonos móviles, máquinas expedidoras de tarjetas para acceso a internet, un banco, una oficina de correos, un centro de ennvío de bultos postales UPS, una farmacia y ¡hasta una lavandería en seco!, para los que necesiten acudir a alguna cita de punta en blanco.

Con su inglés muy a lo estadounisende el Sr. Yuan nos conduce por los múltiples pasillos de la instalación, advirtiéndonos al paso que en caso de indisposición de salud de cualquier tipo, personal médico de alta categoría estará disponible las 24 horas para sanar al desdichado periodista que lo precise. Cruzo los dedos a la espalda, mientras nos adentramos en el salón principal, donde casi mil profesionales de los medios podrán darse cita de manera simultánea. Allí cuentan con apartados en cada fila de decenas de asientos para conectarse a Internet, previo pago por tarjeta, y colocar sus adminículos. Todo está pensado hasta el detalle para confort de los periodistas, nos aclara el anfitrión, quien destaca que ni siquiera hay posibilidad de que al reportero de marras se le derrame el vaso de bebida que puede colocar junto a su laptop, dada la posición del soporte para el vaso. ¡Guao, qué maravilla!

Los que trabajen en este espacio tendrán a su disposición 34 gigantescas pantallas planas de alta definición, desde las cuales podrán monitorear a la vez cuanto acontezca en las sedes de competencias.

Antes de llegar a este sitio, hemos pasado frente a un salón mucho menor, el cual acoge las conexiones gratuitas de Internet. El adjetivo gratuito me hace colegir que en este sitio las aglomeraciones estarán a la orden del día, habida cuenta que en la sala informativa principal todo cuesta.

Al final del gran pasillo, están lo que pudieran catalogarse de cubículos para desconectar. Luego de un afanoso día, qué mejor que someterse a un reparador masaje, o, para aquellos periodistas a quienes contemplar actividad física constituye un acicate al propio cuerpo, se les brinda un gimansio con todas las de la ley, con su consabida sala de duchas bien a la mano .

Ya a estas alturas sabemos que de los casi 10.000 metros cuadrados de la instalación , la mitad está destinada a satisfacer los apetitos alimenticios del usuario. Se trata de una especie de salón expositivo, donde se ofertan platos de las cuatro esquinas, y algo más, del planeta, desde la asiática a la occidental. A precios relativamente módicos, de unos 11 dólares por comida. Lo mejor es que se puede llegar a cualquier hora, madrugada incluso, que siempre habrá algún chef o mozo dipuesto a desperezarse para calmar el hambre del estómago.

Al subir al piso alto encontramos la carne de la sopa, es decir, la sustancia que da vida al edificio. Los apartados de las mayores entidades informativas mundiales, los cuales, según nos informan, han sido distribuidos en 400 m2 para beneficio especial de cuatro gigantescas agencias de noticias, a saber, AP, Reuters, AFP y Xinhua. La AP amplió su espcio porteriormente a 700 m2 y Xinhua a 616.

En la misma planta están ubicadas las salas de conferencia de prensa. La principal puede acoger a la vez a 900 personas, con todos los dispositivos para garantizar traducción en varios idomas, demostraciones de multimedia y una escucha adecuada de cuanto se hable en el recinto.

Esto es, en pocas palabras, - o al menos tan pocas como pude-, lo que vi en el Centro Principal de Prensa de las Olimpíadas de Beijing, un colosal dispositvo para que todo lo que acontezca en esta magna cita estival llegue a los cuatro puntos cardinales. Y ahora, ¡a trabajar!