1948: Londres

2008-06-26 09:31:55  spanish
Tras haber superado todo tipo de dificultades y haberse recuperado de los daños causados por la guerra, los londinenses vieron ondear de nuevo en su ciudad la bandera con los cinco anillos. Teniendo en cuenta que la segunda guerra mundial había impedido durante doce años la disputa de los Juegos Olímpicos y que buena parte de la comunidad internacional sufría aún las consecuencias de este devastador conflicto bélico, era inevitable que los resultados deportivos de la Olimpiada celebrada en Londres en 1948 no fueran muy brillantes: sólo se batieron cuatro récords mundiales, cifra bastante baja comparada con la de otros Juegos. Por otro lado, la actuación de los participantes masculinos fue bastante discreta. En cambio, las atletas femeninas obtuvieron unos resultados que acapararon la atención mundial. Entre ellas sobresalió Fanny Blankers-Koen, un ama de casa holandesa de 30 años y madre de dos hijos que hizo historia al ganar cuatros medallas de oro.

El hecho de que Blankers-Koen fuera madre suscitó no pocas murmuraciones. Mucha gente afirmaba que correr todos los días en un estadio no era el comportamiento más adecuado para una madre. No obstante, la atleta holandesa insistió en que podía combinar perfectamente su carrera deportiva con el cuidado de sus hijos. Tras numerosos esfuerzos, en los Juegos Olímpicos de Londres, Blankers-Koen pudo por fin mostrar sus excelentes dotes atléticas. En la final de los 100 metros lisos, cruzó la línea de meta en primer lugar y estableció un récord de 11 segundos 6 centésimas. Asombrados por esta hazaña, los jueces le pusieron el apodo de "la holandesa voladora".

En la siguiente prueba, la de los 80 metros vallas, se produjo la siguiente anécdota: Blankers-Koen estaba tan nerviosa que reaccionó tarde al disparo de salida y empezó la carrera rezagada. Sin embargo, la atleta holandesa y una rival británica llegaron muy igualadas a la meta. Cuando la orquesta del estadio empezó a tocar el himno de Gran Bretaña, Blankers-Koen se convenció de que había quedado en segundo lugar. Pero unos minutos después, uno de los jueces la declaró vencedora. Más tarde comprendió que el himno se había interpretado para dar la bienvenida a la reina Isabel.

No se sabe si debido al cansancio o a su sentido de la responsabilidad como madre, tras haber logrado dos medallas de oro, Blankers-Koen expresó su deseo de no participar en las restantes pruebas para poder volver a casa para cuidar a sus hijos. Pero su marido, que era también su entrenador, la alentó a no abandonar y le puso como ejemplo a su ídolo Jesse Owens, el atleta estadounidense que con la conquista de cuatro medallas de oro se convirtió en el héroe de la Olimpiada de Berlín. Siguiendo el consejo de su marido, Blankers-Koen participó en los 200 metros lisos y en los relevos 4 por 100, pruebas ambas en que consiguió el primer puesto.

La extraordinaria actuación de la atleta holandesa llevó a mucha gente a considerarla la reina de los Juegos Olímpicos de 1948 y a referirse a esta edición del evento como la Olimpiada de Blankers-Koen. Muy a su pesar, al regresar a Holanda, sus compatriotas le organizaron una gran bienvenida y hasta se decretó un día de fiesta nacional. Pero lo más sorprendente es que Blankers-Koen compitió estando embarazada, dando a luz a su tercer hijo al año siguiente.

En la Ceremonia del Siglo, celebrada en Mónaco en 1999, la Asociación Internacional de Federaciones de Atletismo otorgó a Blankers-Koen el título de Atleta Femenina del Siglo XX. Los calurosos aplausos con los que fue recibida la concesión de dicho título fueron la prueba más evidente de la admiración y el respeto de todo el mundo por la "holandesa voladora".