Ping Yali es una persona excepcional que padece de una deficiencia visual, madre de un niño minusválido, quien se dedica a la profesión de masajista y escribe su blog durante su tiempo libre. Sin embargo, muchos oyentes quizás no sepan que el logro más extraordinario de esta china es haber ganado el primer oro paralímpico para su país.
Es un día de frío en el invierno de Beijing. La luz pálida de la mañana le dificulta a Ping Yali sus desplazamientos, ya que padece de cataratas de alta intensidad. Gracias a Lucky, su perro guía que siempre la acompaña, puede llegar a su salón de masajes en una mañana como ésta.
"Hola, gerente Ping."
En el salón de masajes de Ping Yali, situado en una zona residencial del distrito de Haidian, en Beijing, la empleada Zhang saluda a Ping Yali, y continúa su trabajo. Zhang nos cuenta que, aunque Ping Yali ya posee una cadena de tres salones, cuando hay muchos clientes, ella acude personalmente a atenderlos.
El salón de masajes es muy ordenado y limpio y, en una de sus paredes, hay una foto en la que Ping Yali y el ex presidente de la Asociación China de Minusválidos, Deng Pufang, sonríen alegremente.
Debido a su catarata congénita, Ping Yali no puede apreciar el mundo de forma completa con sus ojos. Ella le comentó a nuestra reportera:
"Desde niña, mi madre creía que si podía mantenerme viva, ya era suficiente."
Sin embargo, el deporte le abrió un nuevo mundo luminoso.
Cuando estaba en la escuela primaria, jugando con sus amigos, Ping Yali fue seleccionada por un entrenador de minusválidos, ya que corría muy rápidamente. Desde entonces, desarrolló sus elevadas condiciones físicas y empezó a entrenar el salto de longitud. En su vida como deportista, hace algunos años, la mayor dificultad para ella no era el duro entrenamiento, sino la falta de instalaciones deportivas adecuadas para los minusválidos. Para no interferir en los entrenamientos de los deportistas que no padecen estas condiciones especiales, los atletas minusválidos solo podían entrenar mientras éstos comían o descansaban.
Sin embargo, tras superar la amargura se recogen las glorias. Y el momento más espléndido para Ping Yali no tardaría en llegar. En junio de 1984, logró el oro en la competición de salto de longitud en las Paraolimpiadas de Los Ángeles, Estados Unidos, trayendo el primer oro paralímpico a China.
Cuando se tituló campeona, Ping Yali recordó a su madre, quien había fallecido de cáncer cuando ella tenía ocho años. Ella nos comenta que cuando su mamá murió, no cerró los ojos. Era como si, más allá de la vida, continuaba preocupándose por el bienestar de su hija. Ahora, Ping Yali era una niña con deficiencia visual que había perdido a su madre. Muchos se preguntaban cómo se las arreglaría. Ella dijo que su mayor deseo era homenajear a su madre con esta medalla de oro:
"Cada vez que recuerdo el momento en que gané el oro, extraño más a mi madre."
En 1988, Ping Yali concluyó su carrera deportiva para cuidar a su hijo. En sus nueve años de trayectoria deportiva, había obtenido más de diez medallas. Pero justamente en aquel año, la primera empresa de Ping Yali no funcionó como se esperaba y la campeona paralímpica perdió su trabajo. Ante la falta de dinero, llegó a considerar la posibilidad de vender su medalla de oro, la presea que la hizo famosa. Ping Yali recordó:
"Durante mis años de entrenamiento había estudiado, pero no podía dedicarme exclusivamente a los estudios como mis compañeros de clase. Cuando bajé del podio, la vida se tornó muy difícil. Pero me decía a mí misma que era joven, no quería vivir de la asistencia del gobierno, prefería tener una vida igual a la de cualquier persona. Por eso, abrí mi salón de masajes."
Esta decisión volvió a abrir a Ping Yali un mundo de luz.
El 29 de junio de 1999, Ping Yali usó sus técnicas de masaje aprendidas en la escuela para abrir una clínica de masajes. Con la ayuda de funcionarios y residentes de la zona, así como gracias a sus propios esfuerzos, los ingresos del primer mes superaron los dos mil yuanes. Sobre las dificultades con que se deparó al abrir la clínica, nos narra:
"Las principales dificultades fueron, en primer lugar, encontrar el capital, y segundo, conseguir el local adecuado."
Lin Jun, un cliente asiduo de su centro de masajes, dice:
"Acudo a este centro de masajes desde hace muchos años. Todos vimos la vida de una campeona que estaba en una situación difícil, no es algo que se pueda aceptar y soportar fácilmente. Ella dio demostración de grandes cualidades personales al abrir su propia empresa, usando su racionalidad y su pasión, y se mostró indoblegable ante las dificultades."
Al final de nuestra entrevista, Ping Yali quiso enviar un mensaje a todos los deportistas del mundo a través de nuestra emisora:
"Quiero decir algo a todos los deportistas del mundo, tanto a los minusválidos, como a aquéllos que no lo son. Durante sus entrenamientos, nunca olviden sus estudios, hay que saber administrar la vida. No piensen que una vez que hayan bajado del podio, la vida espléndida llegó a su fin. Espero que todos vivan su vida como el relevo de 4 por 400 metros, y hagan que cada tramo del recorrido sean luminoso."
Cuando nuestra periodista salió del centro de masajes de Ping Yali, ya era mediodía y el sol iluminaba su cuerpo cálidamente. |