Shanghai

Tongli, primavera en la Ciudad del Agua

Una mañana del mes de febrero, me monté en un autobús de Shanghai. Una hora y media más tarde llegué a Tongli, una vieja ciudad sobre el agua en los suburbios de Wujiang, provincia de Jiangsu. Elegí febrero para visitar Tongli con la esperanza de experimentar el encanto de las regiones del sur del río Yangtsé durante principios de la primavera. Más aún, todavía no había comenzado la temporada turística alta, por lo que pude observar con tranquilidad el agua de las calles de una ciudad con más de mil años de historia. Tan pronto como entré en la ciudad, encontré una enorme casa con patio llamada el Jardín Tuisi -del Retiro y la Reflexión-, que sirvió con anterioridad como residencia de una familia noble perteneciente a la dinastía Qing (1644-1911) y que fue declarada patrimonio cultural de la humanidad por las Naciones Unidas en el año 2000.

La parte más atractiva del lugar es, precisamente, su jardín trasero, por lo que cuando caminé por él pensé en el tipo de vida tan tranquilo y relajado que debían llevar sus dueños. Existen muchas otras casas como esas en Tongli. Más del 40 por ciento de las residencias locales muestran la típica arquitectura de las dinastías Ming (1368-1644) y Qing, y la mayoría de ellos presentan estructuras de madera con muros de piedra y techumbres de tejas. Todos los edificios miran hacia el sur. Desde esas viejas casas, algunas construidas sobre el agua, experimenté la historia y la cultura de una vieja ciudad.

Tongli estuvo habitada por familias de sangre noble que dejaron tras de sí muchas casas con patio de ladrillo rojo y techos negros. Esculturas en madera y ladrillo, catalogadas como pinturas y caligrafías, llenas de encanto y elegancia, adornan las puertas, los interiores y los aleros de los tejados. Detrás del Jardín Tuisi hay más de cuarenta casas de este tipo bien conservadas, tales como el Pabellón Chongben y el Pabellón Jiayin. El agua es el alma de Tongli. Los ríos dividen la ciudad en siete secciones y sirven de arterias para el transporte. Todas residencias locales están construidas en la orilla del río y el agua es el elemento más importante de la vida de los habitantes de Tongli. Frente a cada residencia hay una escalinata de piedras que conduce hasta el río, donde la gente lava la ropa.

Algunas casas tienen áticos que se elevan por el río de los que cuelgan cubos para recoger el agua. Casi todo, incluido el estado de ánimo de la gente, parece fácil de lavar y tras un buen aclarado se convierte en algo nuevo. Para cualquier extraño, degustar una taza de té y apreciar el paisaje del agua es una experiencia única y relajante. Todo sentimiento antes de mi llegada quedó disuelto en el agua. Sin lugar a dudas, una ciudad sobre el agua no puede carecer de puentes. En el centro de la ciudad se unen tres ríos formando una "y" griega, y hay un puente que cruza cada uno de ellos. De pie sobre uno de los puentes, se puede mirar alrededor y disfrutar de una imagen poética compuesta por los ríos, los puentes y las casas de sabor local. De madrugada o durante el atardecer, se puede caminar tranquilamente a lo largo de las calles empedradas. No se necesita ningún idioma, simplemente escuche y sienta el silencio del pasado en las ventanas esculpidas de las viejas residencias.

Alquilé un bote de madera y me dejé llevar por el agua del río. Sentada en él, disfruté de las escenas a ambos lados, las cuales asemejaban una vieja pintura compuesta por ancianas envolviendo hilos de lana bajo los tejados, un viejo limpiando las calles, una multitud conversando y niños con uniformes escolares. Decididamente, la vida aquí es fácil a principios de la primavera.