Entre los abundantes recursos turísticos con que cuenta China no faltan los relacionados con la belleza de los paisajes naturales. El Parque Nacional Forestal de Potatso, ubicado en la provincia suroccidental de Yunnan, es precisamente un lugar famoso por la impresionante belleza de sus paisajes.
Situado en Shangri-la, distrito rural de la provincia de Yunnan, Potatso es el primer parque nacional forestal de la parte continental de China. Sus más de dos mil kilómetros cuadrados forman parte de los Tres Ríos Paralelos, región incluida en el Patrimonio Mundial de la Unesco. El nombre del parque, Potatso, significa en tibetano "llegar a la otra orilla del lago en una barca sagrada". En el parque hay lagos cristalinos, bosques sin límites, praderas inmensas, así como infinidad de especies animales y vegetales, preciosos regalos ofrecidos por los dioses a los visitantes.
Entre los parajes abiertos al público destacan el lago de Shudu y el mar de Bita. Desde el distrito de Shangri-la basta una hora en autobús para llegar a la entrada del Parque de Potatso. Allí se toma un autobús ecológico que tiene su primera parada en el lago de Shudu, donde ante el visitante se abre un variopinto paisaje formado por un cielo azul, montañas, blancas nubes y árboles de diversos colores, todo ello reflejado sobre el espejo del agua. A veces, esta belleza transmite al espectador la sensación de hallarse inmerso en la pintura de un paisaje. Junto al lago se extienden inmensas praderas. Nuestra guía tibetana, la señorita Dawazhuoma, nos dijo que estos pastizales figuran entre los más importantes de la región: "'Shudu' es una expresión tibetana que significa 'el queso de aquí es más duro que una piedra'. Todos los años, de mayo a octubre, los pastores tibetanos nos quedamos en esta zona apacentando a nuestros yaks".
En nuestro paseo por el caminito de madera que bordea el lago de Shudu, el murmullo del agua no deja de acompañarnos. Según los pastores, humedecidas por el agua de la altiplanicie, las plantas forrajeras que crecen por aquí son muy nutritivas y las vacas que se alimentan de ellas producen leche abundante y de excelente calidad. Después de dar la vuelta al lago, nada mejor que descansar en el restaurante del parque. Construido en madera junto a la montaña y al lado de un arroyo, el restaurante encaja a la perfección en este bucólico paisaje. Al tiempo que disfruta de deliciosos platos, el visitante puede gozar de la hermosura del río, de la montaña y, por encima de todo, de la naturaleza. Lu Gang, el cocinero, nos habla de los platos que prepara: "Aquí ofrecemos principalmente platos a base de carne de yak. Después de todo, estamos en una región tibetana y la carne que solemos comer es la de este animal. También preparamos platos con setas silvestres; de hecho, la especialidad de este restaurante es un plato preparado con setas de pino".
Este restaurante, abierto en agosto del 2006, es el único lugar del parque donde los visitantes pueden comprar comida. Con el fin de proteger el medio ambiente, toda la basura generada en este establecimiento se deposita en recipientes que luego se cierran herméticamente y se transportan fuera del parque.
Después de disfrutar de una deliciosa comida, ya podemos proseguir nuestra excursión. Subimos otra vez al autobús y nos dirigimos hacia el mar de Bita. Los grandes y vigorosos yaks de color negro oscuro que vemos a uno y otro lado del camino no disimulan su curiosidad ante los desconocidos visitantes. Entre las ramas de los viejos árboles crecen las "barbas de árbol". Dado que esta planta no sobrevive a menos que disponga de aire puro, su presencia aquí es un claro indicio de la ausencia de contaminación atmosférica.
Llegados al mar de Bita, tomamos una barca para apreciar mejor el montañoso paisaje. Cuando el agua está en calma, pueden verse incluso los peces que nadan a más de diez metros de profundidad. Alrededor del lago crecen bosques de rosadelfas, plantas que florecen en verano, concretamente cuando se acerca la Fiesta del Duanwu o de las Barcas de Dragón, fiesta que se celebra el quinto día del quinto mes lunar. Se dice que al llegar esta época, los pétalos de las rosadelfas caen al agua y que los peces se las comen. Dado que estos pétalos son ligeramente tóxicos, los peces permanecen desmayados algunas horas y se los ve flotar libremente sobre la superficie del agua. Este peculiar fenómeno se conoce como "los peces emborrachados de rosadelfas".
Justo en el centro del mar de Bita sobresale una islita. Según el poema épico tibetano El rey Gesar, aquí fue donde este héroe encerró al monstruo al que había vencido. De ahí que en ella se levantara un templo lamaísta. Esta pequeña, bella y misteriosa isla es un área que goza de una protección especial. En ella no se permite destruir nada: ni un árbol, ni una raíz putrefacta, ni una brizna de hierba. La islita se protege no solo por ser un lugar sagrado del lamaísmo, sino también por su valor científico, ya que este es un lugar ideal para estudiar la flora y la fauna de la zona subártica.
Las misteriosas leyendas y la perfecta preservación del medio ambiente llevan hasta el Parque Nacional Forestal de Potatso a un número creciente de visitantes. Además de ofrecer paisajes de incomparable belleza, el parque permite disfrutar de una tranquilidad sin igual y de la armoniosa convivencia entre el ser humano y la naturaleza. Chen Lingfeng, un visitante de la provincia oriental de Zhejiang, nos dijo: "Los paisajes me encantan. Aquí todo es muy bonito: el lago, el agua, las montañas. Además se respira una gran tranquilidad, algo imposible de encontrar en las bulliciosas ciudades"
Lo cierto es que el Parque de Potatso brinda a los habitantes de las ciudades una excelente oportunidad para relajarse y gozar plenamente de la naturaleza. Por si esto fuera poco, la visita puede aprovecharse para conocer el folclore de la etnia tibetana. En el parque hay dos aldeas tibetanas abiertas a los turistas, quienes pueden visitar sus típicas viviendas.
"Esta es la columna más grande de la casa. Se llama columna central. Cuanto mayor es esta columna, tanto más rico es su propietario. En las ocasiones señaladas, como las bodas o la Fiesta de la Primavera, se suele bailar alrededor de esta columna."
Acabamos de escuchar las explicaciones que Zhaxi, un guía de la aldea de Xiagei, daba a un grupo de turistas. Entrar en una típica casa de madera tibetana y escuchar las leyendas del parque y de esta etnia mientras se saborea el tradicional té con manteca de yak constituye una experiencia inolvidable.