Aquel día, este campesino estaba buscando agua, cavando pozos en un terreno descampado. Al no encontrar agua, siguió excavando, cada vez más profundamente. Sorpresivamente, de entre la tierra, vio aparecer una figura en terracota: era la cabeza de un guerrero. La noticia de este hallazgo llegó rápidamente a las autoridades quienes comenzaron la investigación y finalmente, descubrieron la historia detrás de estas figuras.

Tras el descubrimiento, todo cambió. La vida de este campesino nunca volvió a ser igual. Se volvió famoso, tanto que una vez abierto el museo que allí construyeron, él cada día, asistía a firmar autógrafos.

Muchos ancianos de la zona, comenzaron a recordar que al menos una vez en su vida, habían escuchado sobre alguna historia relacionada con estas figuras. Algunos habían encontrado alguna parte de los guerreros pero asustados por lo que podría significar (mala suerte), regresaban los segmentos encontrados a la tierra.