LIDERAZGO FUERTE
Las visiones de Xi sobre la gobernación, que van desde la reforma económica y social a las relaciones exteriores y la transformación del Ejército, han tenido una gran influencia en el rumbo del país.
En la esfera económica, Xi ha dirigido al país a la consecución de un notable crecimiento. El país sigue siendo el principal motor de crecimiento mundial y el Fondo Monetario Internacional estima que la contribución del país asiático representó el 39 por ciento de la expansión económica del mundo en 2016.
China registró un crecimiento del 6,7 por ciento del producto interior bruto (PIB) el año pasado, con lo que superó a la mayor parte de las principales economías del mundo.
Xi se ha referido a la nueva fase de crecimiento como "la nueva normalidad", en un momento en el que China está cambiando hacia un desarrollo más sostenible y distribuye los beneficios de una forma más uniforme.
Para garantizar que este crucial equilibrio tiene éxito, Xi está apostando por "una nueva economía política", que se basa en el pensamiento marxista y lo desarrolla.
La reforma estructural por el lado de la oferta es clave para comprender la nueva economía política y el desarrollo futuro de China. La reforma de China implica una serie de medidas entre las que figuran disminuir el exceso de capacidad y desarrollar la economía real, y es fundamentalmente diferente a la "economía del lado de la oferta" de Occidente, que se centra en las rebajas fiscales.
Xi ha dirigido al país en un momento en el que desarrolla reformas en todos los sectores que avanzan en la gobernación del Estado, como la democracia consultiva y la gobernación según la ley.
El presidente, que presta atención a las reformas, también encabeza grupos dirigentes y comisiones que abarcan áreas clave como los asuntos de hacienda y economía, la seguridad nacional, la seguridad en internet y la informatización, así como la integración entre lo civil y lo militar. Se cree que el mecanismo ayuda a reforzar el liderazgo centralizado y unificado del Partido en la gobernación estatal.
Xi destaca situar el poder dentro de una jaula institucional. La decisión de crear la comisión de supervisión nacional para poner el uso del poder bajo una estrecha supervisión ejemplifica este modelo.
Para construir un partido gobernante limpio y avanzado, Xi ha desarrollado una campaña de lucha contra la corrupción, que advirtió que podría conducir al colapso del Partido y la caída del Estado. Desde que Xi tomó el mando del Partido, la lucha contra la corrupción ha aumentado su "impulso aplastante" y logrado apoyo popular al atrapar a al menos 240 funcionarios de la administración central y más de un millón de funcionarios de nivel bajo por haber violado las reglas del PCCh y del gobierno.
Salvaguardar el estatus de núcleo de Xi es "un asunto político de la máxima importancia", afirmaron altos funcionarios locales en las recién concluidas sesiones de los cuerpos legislativos y de asesoría política de las 31 provincias, regiones autónomas y municipalidades de China.