Para Innovar en la economía hay que innovar en la educación
2016-03-04 18:13:56 CRI

Por Raúl López Parra

China vive un proceso de cambio en su estructura económica. El sector manufacturero, que ha sido uno de los principales motores de su crecimiento, está disminuyendo y todo indica que no regresará a sus niveles registrados en los 90 del siglo pasado, debido a una mayor competencia internacional en los costes de producción. La mano de obra china ya no es la más barata del mundo.

En contraste, el sector de servicios muestra signos de una prometedora bonanza.  Se ha llamado la "nueva economía" basada en el consumo interno. Esto es gracias al cambio de la fisonomía social.

Desde 2011, por primera vez en su milenaria historia, China registró una mayor cantidad de población urbana en comparación con la rural. Para el 2020, según las proyecciones, 800 millones de personas vivirán en las ciudades. En los próximos veinte años el 75% de la población será urbana.

Es justamente en este cambio demográfico donde el gigante asiático tiene una gran oportunidad para desarrollar y consolidar las industrias de servicios, internet y alta tecnología. Es donde se pueden generar los nuevos empleos que necesita el país, sobre todo para la futura fuerza laboral, los jóvenes.

China tiene a su favor una gran reserva de mano de obra y cuadros altamente calificados. Además, el país está cada vez más integrado a la economía internacional y es uno de los principales inversores. Como ejemplo veamos América Latina: los bancos chinos han otorgado más créditos en la región que los del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional juntos.

Existe un largo camino por recorrer. Desde hace algunos años se ha buscado cambiar el concepto de lo "hecho en China" por el de "diseñado en China" o "innovado en China". La clave se encuentra en el sector educativo.

Si China quiere consolidarse como uno de los países más innovadores, en su sector tecnológico y de servicios, debe comenzar por plantear nuevos esquemas en su sistema educativo.

No nos confundamos, el país tiene uno de los sistemas educativos más competitivos en el mundo. Los jóvenes chinos son famosos por su alto nivel de dedicación y su enfoque orientado a los resultados. Sin embargo, también se les critica porque sus capacidades creativas no están a la altura de sus habilidades técnicas.

Encuentro una explicación en la forma en cómo se orienta el modelo educativo actual. Desde los niveles básicos hasta los universitarios, la educación gira hacia la memorización, por encima de la creatividad.

Los estudiantes chinos están sometidos a una gran presión para aprender datos con el fin de aprobar sus exámenes. La carga de éstos es mayor comparada con los estudiantes de otros países. Ello les lleva a prestar menos atención al desarrollo de las capacidades analíticas para concentrarse en las habilidades de memorización. En un mundo donde prácticamente todo se encuentra en la red, la principal habilidad no debe centrarse en memorizar información, sino en saber encontrarla en el momento que se requiere; comprenderla y analizarla. Un cúmulo de datos genera información, pero la comprensión de ésta es la que genera conocimiento.

El mercado laboral del Siglo XXI demanda no sólo habilidades técnicas, sino que desarrollemos nuestras capacidades analíticas. Muchas de las tareas cotidianas ya están automatizadas. En un futuro cercano los robots harán más trabajos que hoy realiza el hombre. Será nuestra capacidad de innovar la que nos permitirá ser competitivos en el mercado laboral.

La educación tiene como uno de sus fines el que las personas desarrollen sus habilidades para "aprender a hacer" algo con el fin de desempeñar un determinado puesto de trabajo. También persigue el desarrollo de capacidades intelectuales para "aprender a ser". Ello es lo que nos permite analizar problemas, buscar soluciones, tomar decisiones o bien encontrar explicaciones. Es el ciclo de la innovación y es la base del pensamiento científico.

Considerando que la innovación es una de las principales apuestas de China para impulsar su desarrollo económico, es clave que los universitarios sean capaces, no sólo de memorizar datos, sino de aprender a pensar nuevas formas de solucionar problemas.

En mi experiencia radicando en China, por poco más de cuatro años, he roto varios estereotipos, como el que los chinos modernos no inventan, sino que sólo copian.

He descubierto gratamente que el pueblo chino no solo tiene un pensamiento original, sino que muchos desarrollos tecnológicos han mejorado los hechos en Occidente. Esto contradice la creencia de que ellos no innovan, sobre todo en las personas que nunca han tenido la oportunidad de visitar el país.

El pueblo chino es de los más innovadores; se ha sabido adaptar a todo tipo de circunstancias y ha encontrado sus propias soluciones ante los retos globales. Esto les ha llevado a ser la segunda economía del mundo. No obstante, la innovación debe traducirse de forma más tangible en su sistema educativo.

China necesita hoy más que nunca soluciones creativas para gestar ideas que se traduzcan en nuevos campos productivos. Este será el camino para consolidar su "nueva economía".

(Tian)