El año 1959 representa un hito histórico para los siervos tibetanos, porque en aquel año, con la reforma democrática en esta región y la emancipación de los siervos, ellos se convirtieron en dueños de su propia tierra natal. Han transcurrido cincuenta años desde la reforma democrática del Tíbet y muchos podrán preguntarse ¿cómo viven los antiguos siervos tibetanos hoy en día? A continuación escucharemos la historia de uno de ellos, Losang Chodar.
La tierra natal de Losang Chodar se llama Kesong, un poblado ubicado en la región de Lhoka del Tíbet. Antes de la reforma democrática, toda esta región pertenecía a Surkhang Wangchen Geleg, un dueño de siervos y terrateniente del antiguo Tíbet. Aunque este poblado montañoso era hermoso y tranquilo, Losang Chodar se vio obligado a abandonar su familia a los trece años de edad e ingresar en un monasterio, debido a los elevados impuestos agrícolas y a la servidumbre impuesta por el terrateniente local. Este no solo fue el caso de Losang Chodar: sus familiares también se vieron obligados a abandonar su tierra natal para escapar de la opresión de Surkhang Wangchen Geleg.
¨ En aquel entonces la vida era muy difícil. Sólo disfrutábamos una comida al día debido a la falta de alimentos. Incluso no teníamos Zamgba (harina de cebada qingke tostada), ni mucho menos té con manteca. Como no podíamos saldar nuestras deudas, nuestro dueño nos inflingía castigos corporales severos. Mis padres se vieron obligados a abandonar la casa escapando de las deudas y yo me hice monje en un monasterio. ¨
En 1959, al enterarse de que en su tierra natal se había iniciado la reforma democrática, Losang Chodar, entonces con veintiséis años, salió del monasterio y volvió a casa. Los funcionarios gubernamentales del nuevo Tíbet entregaron a los antiguos siervos los contratos de tierra y de servidumbre que habían regido hasta entonces, los cuales simbolizaban su identidad de siervos. Llenos de júbilo tras ser emancipados, Losang Chodar, junto con otros antiguos siervos tibetanos, quemaron todos estos documentos que les habían privado hasta ese momento de su libertad.
¨ Recuerdo que en aquel día, muchos habitantes del poblado de Kesong quemamos juntos los contratos. A partir de ese día, nadie nos oprimiría más, por eso estábamos muy contentos. ¨
Los contratos de tierra y de servidumbre eran un símbolo del sistema feudal de siervos del antiguo Tíbet. En aquella época, los siervos representaban un 95% de la población total; sin embargo, no poseían ninguna propiedad personal. Por el contrario, apenas el 5% de la población pertenecía al estrato social dominante y concentraba la propiedad de toda la tierra, bosques y la mayor parte de los animales de cría, herramientas agrícolas y vivienda del Tíbet. Los siervos alquilaban sus tierras de cultivo de sus propios amos y les pagaban un alto impuesto por ello; además eran forzados a realizar servicios pesados. Adicionalmente, los dueños también practicaban la usura con sus siervos, para que tanto ellos como sus hijos se vieran obligados a servirles de por vida.
Después de la reforma democrática, Losang Chodar y sus familiares dejaron de ser siervos y se convirtieron en habitantes de la aldea de Kesong, región Lhoka, de la Región Autónoma del Tíbet. El gobierno local no sólo les repartió tierras y animales de cría, sino que también les ofreció casas, lo cual les alentó a iniciar una nueva vida. Losang nos relató que su vida ha mejorado notablemente desde el primer año de la reforma. No sólo tuvo una buena cosecha, sino que también pasó a contar con sus propios animales de cría y, además, se casó.
Este gran cambio no sólo ocurrió en la casa de Losang, sino también en toda la aldea de Kesong. En 1959, la producción de cereales era de apenas unas 80 toneladas. En 2008, esta cifra superó las 850 toneladas, lo cual evidencia un avance importante del nivel de vida de los antiguos siervos.
Con el desarrollo socioeconómico en el Tíbet, los campesinos locales no sólo se concentran en la agricultura, sino que también buscan ampliar sus fuentes de ingreso y mejorar aún más su nivel de vida. En los últimos años, los habitantes de la tierra natal de Losang se vienen dedicando al turismo, transporte, cultivo en invernadero y otros sectores nuevos. Hasta el año 2008, el ingreso anual per cápita de la localidad llegó a unos seis mil trescientos yuanes.
Con los esfuerzos de Losang Chodar y sus hijos, el nivel de vida también ha mejorado notablemente. En 2001, el antiguo siervo construyó una casa de más de trescientos metros cuadrados y en 2008 el ingreso neto de su familia fue más de 30 mil yuanes.
Hoy en día, Losang Chodar tiene más de setenta años de edad, pero todavía tiene planes para el futuro:
¨ Disfrutamos una vida feliz hoy en día. Antes nos preocupábamos por la comida, pero hoy en día somos prósperos. Pero no quiero retirarme. Ahora cuido a mis nietos. Tengo altas esperanzas en ellos. Quiero que ellos puedan entrar en las escuelas con mejores condiciones educativas. ¨
Según Losang Chodar, uno de sus deseos más profundos es que sus nietos puedan entrar en universidades de Beijing y luego le acompañen a visitar la capital del país.
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