En el transcurso de los cincuenta años transcurridos desde la reforma democrática del Tíbet, las diversas etnias que habitan la región han experimentado cambios titánicos, especialmente en lo que se refiere a la comunicación y al transporte, una cuestión que había permanecido sin resolver durante un largo período. Sin embargo, hoy se observan allí redes de transporte muy desarrolladas, integradas por carreteras, líneas de ferrocarril y navegación aérea. En este programa, les hablaremos del rápido desarrollo de la comunicación y el transporte del Tíbet y la vida nueva de su pueblo.
La meseta Qinghai-Tíbet, además de ser sagrada por su matiz religiosa, es a la vez imponente por sus montañas escarpadas y corrientes torrenciales, que han cautivado a numerosos viajeros y aventureros de todo el mundo. Los antiguos chinos describieron esta tierra con estas palabras: "Cualquiera en este mundo tiembla de miedo al ver esta tierra", "pedregales inmensos, senderos cortados, peligros desconocidos, cualquier palabra queda pequeña para describirla". Los aventureros occidentales describen al Tíbet como el "blocao más elevado del mundo".
En Medog, habitan en comunidades compactas las etnias de Moinba y Lhoba. Debido a las barreras naturales de las montañas del Himalaya y de Kangrigabo, los contactos del distrito Medog con el exterior se vieron dificultados durante mucho tiempo. La vía principal hacia el exterior era un camino sencillo rumbo a Zhamo, construido en 1971. Debido a las condiciones climáticas particulares, sólo en la mejor estación del año, que dura apenas dos o tres meses, los vehículos pequeños podían pasar por el camino. Medog era el único distrito chino sin vías de enlace terrestre. Afortunadamente, a partir del establecimiento de la carretera Medog en el 2008, todos los 74 distritos del Tíbet disponen de carreteras pavimentadas.
El Tíbet antes de la liberación pacífica estuvo completamente cerrado debido a la falta de condiciones idóneas y medios de transporte. En el más de un millón doscientos mil kilómetros cuadrados de la tierra tibetana, no había ni una carretera. El transporte se realizaba sólo por las fuerzas del hombre y de animales de carga. La única "carretera" en aquel entonces era un camino cubierto de arena y piedras que conectaba el Palacio Potala y Norbu Linka. Durante miles de años, las masas tibetanas se vieron obligadas a seguir usando los medios de transporte más atrasados.
El vicepresidente del gobierno de la Región Autónoma del Tíbet, Salung Phunlha, testigo de las diferencias entre el Tíbet antiguo y el de hoy, dice:
"Mi pueblo natal está en el distrito de Lhatse. Debido a que no había carreteras, tenía que caminar tres o cuatro días, llevando mis pertenencias a cuestas, sobrepasando montañas y ríos, para ir a visitar a mis padres que vivían en Xigaze. Mis pies quedaban cubiertos de ampollas. Los viajes eran tan difíciles y arduos que al llegar a casa quedaba sin fuerzas para subir las escaleras. Hoy en día, por el contrario, en menos de 4 horas puedo llegar en autobús a mi pueblo natal."
En diciembre de 1954, quedaron terminadas y abiertas al tráfico las carreteras Sichuan-Tíbet y Qinghai-Tíbet, con una longitud total de 4,360 kilómetros. Cuando los vehículos entraron a la región por primera vez el 25 de ese mismo mes, se puso fin a la dependencia de la fuerza del hombre y de los animales de carga que habían caracterizado el transporte tibetano y la región más alta del mundo se conectó estrechamente con el resto de la patria.
Tras el inicio de la reforma democrática, especialmente después de la reforma y la apertura al exterior, el Estado ha incrementado de forma sucesiva las inversiones en la construcción de infraestructura en el Tíbet. Diversos proyectos clave se concluyeron y han desempeñado un papel importante en la mejora de la fisonomía del Tíbet, en la elevación del nivel de vida del pueblo tibetano, y en el desarrollo social y económico de la región. El director de la Oficina de Inversión de la Comisión de Desarrollo y Reforma de la Región Autónoma del Tíbet, Liu Zhiqiang, comenta al respecto:
"Durante la aplicación del Décimo Plan Quinquenal para el desarrollo económico y social (2001-2005), se materializó una inversión en activos fijos de 69 mil 800 millones de yuanes, de los cuales 51 mil millones fueron destinados por los ministerios y comisiones estatales y por las grandes y medianas empresas estatales. Se ha concluido la construcción de algunas instalaciones de infraestructura y algunos proyectos de industrias básicas que sirven de sustento al crecimiento de la economía del Tíbet."
A lo largo de los 50 años de la reforma democrática, los materiales transportados desde otras partes del país al Tibet por las carreteras sobrepasan los 20 millones de toneladas. Actualmente, el 80% de los suministros que ingresan en el Tíbet lo hacen a través de las vías férreas y carreteras. Con miras a apoyar la construcción de la infraestructura vial del Tíbet, el gobierno chino se hace cargo de casi todos los fondos de construcción y administración de las carreteras.
El primero de julio de 2006, se puso en pleno funcionamiento el ferrocarril Qinghai-Tíbet, proyecto emblemático del Plan de desarrollo del Oeste de China. A partir de entonces, el Tíbet empezó a contar por primera vez con líneas férreas, uniéndose al resto de las divisiones administrativas del país. Gracias a dicha vía férrea, ha quedado más patente el valor de los abundantes recursos turísticos, medicinales y mineros del Tíbet. El ferrocarril se ha convertido, para las diversas nacionalidades del Tíbet, en una línea que proporciona sustento económico y felicidad. Fu Yutao, subdirector de la Dirección de Operación del Ferrocarril Qinghai-Tíbet, dice:
"La línea ferroviaria Qinghai-Tíbet, tras su puesta en funcionamiento, ha contribuido activamente al desarrollo social del Tíbet. El PIB del Tíbet alcanzó los 34,200 millones de yuanes en 2007, con un crecimiento de 13.8% en comparación con el año anterior. Se ha acelerado el ritmo de desarrollo y se ha perfeccionado la estructura económica del Tíbet."
Actualmente, casi todas las ciudades, distritos y poblados del Tíbet se conectan gracias a la amplia red de carreteras, con Lhasa como centro y con el apoyo de las cinco rutas nacionales: Qinghai-Tíbet, Sichuan-Tíbet, Yunnan-Tíbet, Xinjiang-Tíbet y China-Nepal. Además, otra red de transporte tridimensional, compuesta por carreteras, ferrocarriles y vías aéreas, garantiza solidez al traslado de la gente y a las operaciones logísticas y comerciales del Tíbet.
En el 2007, el Consejo de Estado ratificó 180 nuevos proyectos para el Tíbet, que suman más de 77,000 millones de yuanes. Zhao Shijun, director de la Oficina de Transporte y Comunicaciones de la Región Autónoma del Tíbet, dice:
"El país ha invertido 18,740 millones de yuanes en la construcción de carreteras del Tíbet durante los últimos cinco años. Hasta finales del 2007, la longitud de las carreteras en funcionamiento en toda la Región Autónoma llegaba a 48,600 kilómetros. Un 90% de los cantones y poblados y un 60% de las aldeas del Tíbet tiene carreteras. La rapidez de la construcción de carreteras del Tíbet en la actualidad es algo sin precedentes, así como la facilidad del acceso al transporte que gozan los 2 millones 800 mil habitantes tibetanos también lo es."
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