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La preservación y la innovación de la cultura tradicional tibetana
2009-03-24 15:08:26   CRI

La región autónoma del Tíbet, situada en el suroeste de China, es la cuna de la cultura tibetana. A lo largo de un prolongado periodo de actividad productiva e interacción social, los miembros de las etnias que conviven en esta región, la principal de las cuales es la tibetana, han forjado una singular cultura con características propias.

Acabamos de escuchar la música con la que se acompaña el duixie, danza tradicional del distrito tibetano de Xigaze incluida en el Patrimonio Cultural Inmaterial Nacional. Esta danza folclórica, en la que se combinan la música, el baile y el canto, es muy popular en el Tíbet, sobre todo en el distrito de Lhatse, de la región de Xigaze.

A fin de promover y transmitir esta danza folclórica, en el 2005 el distrito de Lhatse organizó una compañía formada por campesinos y pastores nacidos y criados en esta tierra. Actualmente, el Conjunto Artístico de Campesinos de Lhatse se ha convertido en uno de los mayores de la zona de Xigaze especializados en la interpretación del duixie. Li Haiquan, funcionario del gobierno de Lhatse, nos ofrece más detalles:

"Cuando se fundó, el Conjunto Artístico de Campesinos de Lhatse contaba solamente con treinta y dos miembros. Tras un breve periodo de preparación, en el 2006 participó en la Velada del Año Nuevo Lunar Tibetano, celebrada con el auspicio de la Televisión del Tíbet. La actuación de nuestra compañía en un escenario sin decorados fue muy bien acogida por los espectadores. Nuestro principal objetivo es difundir lo más ampliamente posible el arte del duixie. Lo que pretendemos con nuestras actuaciones es ofrecer al público, respetando siempre la tradición, este aspecto artístico de la cultura popular del pueblo de Lhatse, tierra natal de la danza duixie".

A invitación de la Televisión Central de China, en el 2008 el Conjunto Artístico de Campesinos participó en la Velada de la Fiesta de la Primavera, siendo su actuación la más valorada por los telespectadores. Sonam Qupei, un campesino de 22 años que vive en el distrito de Lhatse, pertenece a esta compañía desde su fundación.

"Aprendí a cantar y a tocar varios instrumentos siendo muy niño. Así que cuando me enteré de que iba a fundarse la compañía, decidí ir a inscribirme personalmente. Al comprobar mis dotes artísticas, me admitieron enseguida. Estoy muy contento de participar en la Velada de la Fiesta de la Primavera en representación de mi pueblo. Como cantante y músico originario de la cuna del duixie, creo que tengo el deber de difundir y transmitir esta danza".

La música que suena de fondo pertenece a un drama musical que está ensayando el Conjunto Artístico de Campesinos de Lhatse. El argumento de esta obra gira en torno al desarrollo del nuevo campo tibetano y a la feliz vida de sus habitantes. El autor de la obra es Tashi Wangla, maestro de música de una escuela primaria de Lhatse. Tashi Wangla se siente muy satisfecho de que las canciones y las coreografías creadas por él gusten a los espectadores.

"Allí donde hemos actuado, Hong Kong, Guangzhou, Hangzhou y otros lugares, el público siempre nos ha acogido muy bien. Inspirándonos en el duixie, un arte esencialmente folclórico, creamos programas innovadores y los combinamos con los tradicionales. Este es el camino que hemos elegido para desarrollar esta faceta de nuestra cultura".

Actualmente, sesenta manifestaciones artísticas y culturales más representativas del Tíbet, entre ellas la danza del duixie, están incluidas en el Patrimonio Cultural Inmaterial Nacional. Dentro del patrimonio figuran también treinta y una personas encargadas de su transmisión en el marco de proyectos relacionados con este valioso legado. Todos los años, el Gobierno chino ofrece cierto apoyo económico a estas personas y asigna fondos para la protección del Patrimonio Cultural Inmaterial Nacional y la ejecución de los proyectos incluidos en él.

¿Adivinan que estamos escuchando? Se trata de varios fragmentos del poema épico El rey Gesar interpretados por viejos artistas tibetanos. En 1959, año en el que se iniciara la reforma democrática del Tíbet, los narradores e intérpretes de esta epopeya, al igual que los siervos, el estamento más bajo de la antigua sociedad tibetana, seguían siendo discriminados por los señores feudales. Ahora, en cambio, su situación es radicalmente distinta, puesto que su papel de transmisores del patrimonio cultural inmaterial tibetano se valora mucho y son considerados integrantes indispensables de este preciado legado étnico. Así nos lo explicaba Nyima, funcionario del Departamento de Cultura de la Región Autónoma del Tíbet:

"Antes de la reforma democrática, el pueblo no tenía derecho ni acceso a la cultura. Además, su nivel de vida era bajísimo y no gozaba del debido respecto. Pero gracias a la designación oficial de algunos artistas como transmisores del patrimonio inmaterial, así como a la atención que viene prestándose a la formación de compañías artísticas en las zonas agrícolas y ganaderas, los campesinos y los pastores ven en esta invitación a participar en la construcción cultural una clara muestra de respeto, lo que a su vez aviva su entusiasmo. Hoy en día, tomando el duixie de Lhatse como ejemplo, en todas partes se promueve la recuperación de los recursos culturales locales, siendo el principal objetivo lograr que la cultura folclórica llegue también a los escenarios de las ciudades.

Como nos dijo el funcionario Nyima, desde el inicio de la reforma democrática del Tíbet, China viene prestando un gran apoyo a los artistas folclóricos que contribuyen a la preservación y transmisión de la cultura y las artes tibetanas. Dicho apoyo se concreta en la aplicación de diversas medidas y en la capacitación de artistas como transmisores de dicho legado.

"Hemos impartido varios cursos de capacitación en colaboración con las instituciones de Enseñanza. Además, hemos fundado centros de transmisión de la cultura en lugares que sobresalen en este terreno, con el fin de formar a personal cualificado. Pero no nos limitamos a crear artistas profesionales, sino que ofrecemos asesoramiento a toda persona interesada en transmitir la cultura y las artes tradicionales. De no haber sido por esta labor, una parte de nuestro legado cultural y artístico ya se habría perdido o estaría a punto de perderse."

En la región autónoma del Tíbet hay actualmente diecinueve conjuntos artísticos folclóricos de nivel distrital y cerca de quinientos no profesionales. Unos y otros participan en festivales organizados en cualquier momento en zonas agrícolas y ganaderas, siendo sus actuaciones muy bien acogidas por los lugareños. Antes de la reforma democrática del Tíbet, Wangchuk, un anciano de Lhatse, era siervo, de modo que no tenía derecho a presenciar espectáculos artísticos. Ahora, en cambio, Wangchuk está muy contento, ya que puede asistir a las actuaciones que ofrecen de vez en cuando varios tipos de compañías artísticas.

"Antiguamente, los señores feudales encargaban representaciones a las compañías, pero a los siervos no se nos permitía verlas. En aquel entonces, yo era un niño lleno de curiosidad, pero tenía que conformarme con escuchar la música de acompañamiento de las danzas. Ahora, en cambio, puedo ver las actuaciones de las compañías, incluso las de algunas que vienen de Xigaze y Lhasa. Me encantaría tenerlas a menudo delante de la puerta de mi casa, pero me conformo con verlas en vacaciones o en las fiestas más señaladas."

Los miembros de todas las etnias que conviven en el Tíbet se esfuerzan por proteger, difundir y transmitir su cultura tradicional, esfuerzo que explica su gradual prosperidad. Un funcionario de la región autónoma del Tíbet llamado Zhang Qingli nos comentó al respecto:

"Para el futuro, tenemos planeado ir perfeccionando poco a poco todas las entidades dedicadas a la cultura y los bienes históricos, con el fin de garantizar la preservación y el desarrollo continuo de nuestra brillante cultura histórica y tradicional."

 
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