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Tíbet experimenta cambios trascendentales en 50 años de reforma democrática
2009-03-11 21:47:16   CRI

El 28 de marzo, la Región Autónoma del Tíbet celebrará el 50º aniversario de su Reforma Democrática. Los diputados a la Asamblea Popular Nacional y miembros del Comité Nacional de la Conferencia Consultiva Políticas del Pueblo Chino, que se encuentran en Beijing para participar en la sesión anual de los dos organismos, han afirmado que en los últimos 50 años, la fisonomía política y económica del Tíbet han registrado tremendos cambios, y que el pueblo tibetano ha conquistado una nueva vida, libre, equitativa y armoniosa.

Karma Rinchen, tibetano y diputado a la Asamblea Popular Nacional, vive en la pradera de Naqu, principal zona ganadera del Norte del Tíbet. Medio siglo atrás, su pueblo vivía sometido al régimen de servidumbre feudal. Sus padres eran siervos de un aristócrata de la localidad, y no gozaban de la más mínima libertad personal, o derechos individuales. En contraste, hoy en día, Karma Rinchen viene cada año a Beijing como representante de los habitantes de su pueblo natal, para asistir a la sesión anual de la Asamblea Popular Nacional, donde sus coterráneos discuten los asuntos más importantes del país y ejercen sus derechos como dueños de la nación. Refiriéndose a los cambios producidos en su pueblo de origen, no escatima su alegría:

"Como siervos, mis padres llevaban una vida muy dura en el viejo Tíbet. Después de la Reforma Democrática, especialmente después de la aplicación de política de Reforma y Apertura, nuestra vida se ha hecho más próspera cada año. Compramos un coche, con la ayuda del gobierno, para transportar mercancías y ofrecer servicios al turismo ganadero. Hace 3 meses, nos mudamos a una nueva casa gracias al proyecto gubernamental de construcción de viviendas confortables. Ahora mis dos hijos están estudiando en el primer ciclo de la escuela secundaria. El Estado se encarga de su alimentación, alojamiento y gastos derivados del estudio."

El Tíbet, cuya altitud promedio supera los 4.000 metros sobre el nivel del mar, ha sido rebautizado con el apelativo de "Zona de nieve". Sus paisajes únicos y su cultura misteriosa resultan muy atractivos para el mundo exterior. Sin embargo, hace más de medio siglo, el Tíbet era sinónimo de pobreza y atraso.

Desde la antigüedad, el Tíbet fue parte inalienable del territorio chino. En 1951, cuando el gobierno popular central y el gobierno local del Tíbet firmaron el acuerdo para la emancipación pacífica de la región, no se aplicó inmediatamente la reforma política socialista allí, teniendo en cuenta la realidad local. Sin embargo, en marzo de 1959, el régimen religioso tibetano encabezado por el Dalai Lama desató una rebelión armada a gran escala, con el fin de mantener para siempre la servidumbre feudal teocrática. Al suprimir la rebelión, el gobierno central promovió la reforma democrática, y abolió totalmente aquel sistema social cruel, comparable a los tiempos oscurantistas de la Europa medieval, con la consiguiente liberación de millones de esclavos y siervos.

Zhu Xiaoming, investigador del Centro de Estudios de Tibetología de China, apunta que la reforma pacífica ha sido un ejemplo muy exitoso de cómo China aplicó la reforma social en las regiones habitadas por minorías étnicas y de cómo resolvió los problemas interétnicos:

"En la República Popular China, la reforma democrática del Tíbet fue la más profunda aplicada en una instancia provincial, tanto en su alcance como en su proyección. En este caso, el Tíbet entró directamente al socialismo desde una sociedad donde imperaba la servidumbre feudal, saltando la segunda etapa del feudalismo y la del capitalismo. Lógicamente, realizar una reforma tan complicada en una región habitada por la etnia tibetana y muchas otras etnias, suponía innumerables dificultades. En vista de esto, el gobierno central adoptó muchas políticas correspondientes, acorde a cada situación, con lo cual vio coronados sus esfuerzos con el éxito."

Al mismo tiempo, la reforma democrática del Tíbet también entraña un hito importante en el movimiento mundial por la abolición de la esclavitud. La servidumbre feudal no provocó más que "sufrimientos y destrucción inauditos" a los siervos y esclavos, que constituían el 90 por ciento de la población en ese entonces. Los aristócratas y propietarios de siervos podían comprarlos y venderlos, otorgarlos en recompensa e imponerles cualquier castigo a voluntad, pues tenían dominio absoluto sobre la vida de sus sirvientes, incluida su supuesta existencia en el más allá.

Después de la reforma democrática, millones de esclavos y siervos se convirtieron en dueños de su propia vida. Con el apoyo del gobierno central y otras provincias hermanas, el pueblo del Tíbet se ha dedicado a la construcción del hogar, con un entusiasmo sin precedentes. Como resultado, la región se desarrolló a pasos agigantados en lo político, económico, cultural y en muchos otros sectores. Sólo en los últimos 30 años, los ingresos per cápita de los campesinos y ganaderos del Tíbet se multiplicaron por 18 veces, y el nivel de vida de los habitantes en general ha mejorado notablemente.

Changba Phuntsog, diputado a la Asamblea Popular Nacional y presidente de la Región Autónoma del Tíbet, afirma:

"Dedicamos muchos esfuerzos a promover el proyecto de viviendas confortables, y para ello mejoramos la construcción de las infraestructuras para los campesinos y ganaderos, como en los casos de viviendas, servicios de agua potable, electricidad, carreteras y telecomunicaciones. Hasta la fecha, 860.000 campesinos y ganaderos, de 170.000 familias, se han trasladado a nuevas viviendas. Y planeamos que en dos años, el cien por cien de los campesinos y ganaderos tenga viviendas nuevas o remodeladas."

Además, la cultura tibetana ha sido protegida y trasladada a las nuevas generaciones de manera satisfactoria. Gracias al gobierno, la lengua tibetana se ha convertido en la primera, entre las variantes idiomáticas de las minorías étnicas de China, en ser asimilada por los sistemas de computación e informatización. También se ha reparado el Palacio Potala y muchas otras reliquias históricas de la región. Además, la Ópera tibetana ha sido declarada patrimonio cultural intangible del país.

 
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