El 5 de marzo, el primer ministro chino, Wen Jiabao, dedicó amplio espacio al tema del campesinado del país, en el Informe sobre la Labor del Gobierno, presentado ante la sesión anual de la asamblea Popular Nacional. Esa noche, la Televisión Central de China empezó a transmitir Nueva Vida en la Tierra Desesperada, una telenovela que narra cómo los campesinos de la aldea Panshan, en la provincia suroccidental de Guizhou, comenzaron a disfrutar de una vida modestamente acomodada después de 20 años de duras luchas contra las adversidades naturales. Y varios días antes, durante una charla en línea con cibernautas del público, el premier Wen dijo con mucha emoción: "¡Nunca serán demasiados los beneficios que demos a los campesinos!"
Estos beneficios demuestran la atención que el gobierno chino concede a este sector poblacional.
China es un enorme país agrícola, donde la población rural representa más de la mitad del total. Desde hace muchos años, la agricultura, las zonas rurales y los campesinos se consideran un tema clave para el desarrollo y el avance de la sociedad china. A la vez, ellos constituyen un punto débil en el proceso del desarrollo de la nación. Entre todos estos factores, los campesinos ocupan el puesto más sobresaliente.
Podemos decir que los agricultores son uno de los grupos sociales que trabajan con mayor dureza y, al mismo tiempo, uno de los que hacen mayores contribuciones a la sociedad china.
Muchos de ellos se dedican a la labranza de la tierra. No resulta por ello exagerado afirmar que los cereales, las verduras y las frutas en los mostradores de los supermercados contienen su sudor. Otros se van a las ciudades en busca de empleo, a los sitios de construcción, a los talleres de las fábricas, o a los restaurantes. Su trabajo crea las facilidades y la prosperidad de la vida urbana. Sin las contribuciones de los campesinos, el rápido desarrollo de la economía china sería apenas una utopía. Sin embargo, hasta hoy sigue vigente una brecha muy notoria entre el nivel de desarrollo de las zonas urbanas y rurales. El año pasado, los ingresos per cápita anuales de los residente urbanos del país alcanzaron los 15.000 yuanes, mientras que los de los campesinos llegaron a 4.700 yuanes, apenas una tercera parte de la cifra anterior. Y para ellos, varios temas de interés fundamental, como la educación, los servicios médicos y la garantía social para la vejez, siguen siendo en buena medida asignaturas pendientes. Además, debido al impacto de la crisis financiera mundial, la vida de los campesinos chinos se dificulta aún más.
En atención a ello, el primer ministro emitió dicha declaración, y los diputados de la Asamblea Popular Nacional y los miembros del Comité Nacional de la Conferencia Consultiva Política del Pueblo Chino han hecho numerosas propuestas para mejorar la vida de los labriegos, aumentar los subsidios para la plantación de cereales, incrementar sus ingresos e implementar una campaña de gran magnitud para capacitar a los médicos rurales, entre otras.
La creación de beneficios reales para los agricultores es también una de las metas prioritarias del gobierno chino.
En 2004, las autoridades chinas invirtieron 262 600 millones de yuanes para el bienestar de los campesinos, cifra que aumentó a 562 500 millones en 2008, y a 716 100 millones en 2009. Estas cifras encarnan los esfuerzos del gobierno tendentes a reducir las cargas que pesan sobre los labriegos, aumentar sus ingresos y hacer que ellos compartan los frutos de la reforma junto con los residentes urbanos.
En el Informe sobre la Labor del Gobierno presentado por el premier Wen, se pueden encontrar varias cifras concretas al respecto: este año el precio mínimo que aplica el gobierno para las compras de trigo y arroz subirá en 22 y 26 centavos por kilo, respectivamente, y el fondo especial para los subsidios agrícolas aumentará en 20 000 millones de yuanes. Estas medidas sirven de píldora tranquilizadora a los campesinos dedicados a la plantación de cereales. Al mismo tiempo, también se destaca el uso de múltiples fuentes para aumentar sus ingresos y la transferencia ordenada de los derechos de contratación de los campos de cultivo, medidas que permitirán mayor holgura al campesinado a la hora de emprender sus propios negocios, a la vez que incrementan sus ingresos.
¡Nunca serán demasiados los beneficios que demos a los campesinos!
Si se logra una acumulación paulatina de estos beneficios, algún día los 800 millones de campesinos chinos verán materializados sus sueños de vivir una vida mejor.
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