1-11-2008
Harold Santana Gainza
Radio Internacional de China

La mañana ha despertado con un sol radiante que atenúa el frío del invierno que llega. Con un día tan espléndido, nos vamos rumbo al distrito de Ansai, en la localidad de Yan´an, provincia de Shaanxi.
Ansai se localiza en la meseta de Loess, a 40 kilómetros de Yan´an. Fue durante un milenio el centro político, económico y cultural del norte de la provincia de Shaanxi. Quizás esta realidad histórica explica por qué Ansai tiene un ambiente de civilización antigua, cultura milenaria y sabiduría popular.

Los habitantes de esta región son muy apasionados con sus tradiciones, lo cual garantiza que el legado cultural se transmita de generación en generación; así ha sido durante siglos. En este distrito de Yan´an se preserva lo más representativo del arte y la cultura de toda la meseta de Loess. Ansai es la cuna del arte del papel recortado, de la pintura y la canción folclóricas, así como de la danza de tamboril.

Un centro cultural de la localidad que funciona como museo es un recinto sagrado de la historia y las tradiciones de Ansai. Múltiples manifestaciones artísticas propias de la región se exhiben en vitrinas, posters, pinturas, objetos originales y réplicas que ofrecen una visión interior a las esencias de este lugar.
En 1993, el Ministerio de Cultura de China nombró a Ansai como "Cuna del arte del papel recortado". Esta manifestación está considerada como Patrimonio Cultural Inmaterial. Según hallazgos históricos, las imágenes en papel recortado aparecieron en el siglo VI (NE) y fueron empleadas como símbolos de creencias religiosas, así como para decorar ofrendas a antepasados y dioses.

El recortado en papel podría parecer simple, sin embargo las imágenes multicolores que semejan sombras chinescas exhiben cortes precisos y una simetría perfecta. Hoy el arte del papel recortado ofrece posibilidades infinitas para la decoración.

La pintura moderna de Ansai es muy colorida y creativa; tiene sus bases en manifestaciones folclóricas como el arte del papel recortado y el tejido. Sin embargo, ya a finales de la década de 1970 perfilaba las características de un estilo propio. En esta región los artistas están por doquier: no solo merecen el título los que tienen sus propios estudios para ejercer la pintura y el recortado, sino también los campesinos que en sus tiempos libres pintan en lienzos o acuarelas los paisajes de su tierra, las faenas agrícolas y su vida cotidiana.
Me llama sobremanera la atención un gran tambor, ubicado en una de las colinas de Ansai. Se me antoja como un símbolo o un guardián que vigila la meseta desde lo alto. El tambor es una réplica a gran escala de otros que se emplean en una de las ceremonias danzarias más impresionantes de toda China.

La danza de tamborín es otro de los patrimonios culturales inmateriales de Ansai. La UNESCO ha reconocido esta tradición como un vestigio vivo de la cultura milenaria de China. En 1996, el Ministerio de Cultura de la nación asiática otorgó a Ansai el título de "Tierra madre de la danza de tamborín".
Esta tradición combina de modo armónico e impresionante la danza, la música, la gimnasia y las artes marciales. En un baile rítmico y desinhibido, los pobladores de Ansai desbordan energía al compás de canciones tradicionales, acompañadas de tambores y otros instrumentos de percusión y de viento.

En 1981 fueron desenterrados dos ladrillos de una tumba que databa de la dinastía Song. En estos elementos constructivos aparecían las imágenes de los tambores. Los arqueólogos y los historiadores chinos creen que estos instrumentos y la danza han existido desde la dinastía Song: más de dos mil años de historia acompañan a la música y el baile de tamborín.
En la antigüedad, el tambor se empleaba como un medio de comunicación en épocas de guerras. Los militares utilizaban el sonido del instrumento como una señal de alarma para las tropas, para elevar la moral de los soldados y para celebrar la victoria. Un toque peculiar indicaba el inicio de la contienda bélica. Los tambores acompañaban a las caballerías; cuando se acrecentaba el ritmo del toque, los soldados gritaban y aceleraban la marcha para enfrentar al enemigo.
Una de las teorías del surgimiento de la danza de tamborín explica que los soldados desmovilizados del ejército, llevaron aquella tradición épica a sus pueblos nativos en las proximidades de la Gran Muralla y también al norte de Shaanxi, específicamente a Ansai. Así música y baile se convirtieron en práctica cultural.
Otra teoría sostiene que los creadores fueron los pastores de Shaanxi. Ellos construían los tambores con las pieles de sus corderos para adornar con música aquella vida solitaria. Posteriormente, con la incorporación de otros instrumentos de viento y percusión, la danza y el toque se convirtieron en un rito para orar por un tiempo favorable para las cosechas y por una vida en plenitud y felicidad.
La danza de tamborín de Ansai tiene dos tipos de movimientos estilizados: el primero, que se caracteriza por ser suave, ligero y desenvuelto; y el segundo, compuesto por movimientos enérgicos, marciales y apasionados. El tambor es el símbolo del espíritu; la danza, el poder. "Una sonrisa dulce es el fruto de una vida feliz", esta es la filosofía de los tamborileros mientras tocan y bailan, pues música y danza se convierten para ellos en aspiración y esperanza.
Los ejecutantes usan trajes de guerra, decorados con piezas de bronce, a la usanza de la antigüedad y sus cabezas están atadas con una especie de toalla o paño, tal y como estoy yo ahora en esta foto.
Papel recortado, pintura y canciones folclóricas, la danza de tamborín... Ansai es, sin dudas, un importante crisol en la complejidad de la cultura china.
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