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Doctora Lin Qiaozhi
2008-10-24 15:54:43   CRI
La doctora Lin Qiaozhi es una de las pioneras en la práctica de la ginecología moderna en China. Como mujer caritativa y amante del prójimo, se ha ganado el respeto de todo el mundo que le llama Nuestra doctora Lin.

El día 23 de diciembre de 1901 nació Lin Qiaozhi en un edificio llamado Xiaobagualou en la isla Gulangyu, ciudad de Xiamen. Su padre había estudiado en Singapur y se dedicaba a la docencia y traducción de obras extranjeras. Como un hombre de ideas progresistas y crítico con el pensamiento machista feudal de la época, sentía un amor especial por su hija menor Qiaozhi, de boca y nariz diminutas.

Guo Jianyao, vecino del distrito Gulangyu de la ciudad de Xiamen?nos dijo: Cuando era niño, oí decir a los mayores que la doctora Lin nació en Gulangyu y cursó aquí sus estudios primarios y secundarios. Era una alumna sobresaliente.

En 1906, cinco años después, Lin Qiaozhi presenció la muerte por cervicitis de su querida madre. Desde ese momento cultivaría una vocación: estudiar medicina y ser médica.

Lin cursó enseñanza primaria en Mengxuetang, de Gulangyu y secundaria en la Escuela Normal Femenina de Xiamen. En 1920, a los 19 años, cuando Lin hacía labores en una clase de trabajos manuales, la profesora que le observaba desde detrás le dijo Tienes unas manos de oro. Puedes ser una buena doctora. Este elogio fortuito de su profesora, reafirmó a Lin en su decisión de ser médico.

En el otoño de 1921, Lin fue admitida después de un riguroso examen en la Academia de Medicina Concordia de Beijing y empezó su carrera de medicina en este edificio de estilo palaciego chino con esmaltadas tejas verdes.

Guo Jianyao, vecino del distrito Gulangyu de la ciudad de Xiamen dijo : Era una alumna sobresaliente cuando estudiaba en Beijing. Siempre discutía con los chicos arrogantes que desdeñaban a las chicas: Si tú sacas cien puntos, yo sacaré ciento diez, siempre más que tú. Continuaba estudiando en vacaciones. Un año, su padre cayó gravemente enfermo y no le escribió para no interferir en sus estudios. Cuando regresó a casa para reunirse con sus familiares y pasar las vacaciones del año nuevo chino, su padre había muerto ya.

Lin Qiaozhi se graduó como número uno de la Academia de Medicina Concordia de Beijing después de ocho años de afanosos estudios y dura competencia. Se especializó en obstetricia desafiando el arcaico concepto de que la mujer es ajena al bisturí, en bien de la mujer china y en honor a su madre que murió en una situación irremediable.

Guo Jianyao, vecino del distrito Gulangyu de la ciudad de Xiamen, dijo: Eligió esta profesión y la ejerció toda su vida con tanta abnegación y tan al margen de intereses personales que ni siquiera se casó.

Lin tenía la convicción de que entender a las pacientes y simpatizar con ellas es la ética fundamental de un ginecólogo. Por eso era frecuente verla estrechándo las manos de las pacientes y acariciándoles la cara.

En 1941 estalló la guerra del Pacífico y el Hospital Concordia de Beijing donde trabajaba Lin Qiaozhi tuvo que cerrar sus puertas. Para ganarse la vida, Lin montó un consultorio privado en el número 10 del callejón Dongtangzi de Beijing, a la vez que trabajaba de turno en el Hospital Zhonghe e impartía clases en la Universidad de Beijing. Durante esos años tuvo la ocasión de conocer de cerca la vida real de las amplias masas de trabajadoras y de ofrecerles ayuda personal. Pero con sus delicadas manos de profesional, ¿a cuántas mujeres pobres podía ayudar estando toda la nación china sumida en tantos sufrimientos?

Para Lin Qiaozhi, el lema internacional de los médicos: Curar enfermos y salvar vidas significaba: Un médico debe considerar un caso de enfermadad de manera global teniendo en cuenta el bien del enfermo como el punto de partida.Un día, la doctora Lin atendió el caso de cervicitis de una mujer embarazada de tres meses. El tratamiento en esos casos era la interrupción del embarazo y la extirpación del útero. La doctora Lin, sin embargo, decidió desistir del aborto y tomar medidas para observar el estado de salud de la mujer y, una vez se completó el embarazo, practicar una cesárea salvando tanto la vida de la mujer como la del niño.

En su libro El Hospital Concordia de Beijing, medicina occidental en el palacio chino, el doctor estadounidense John S.Bowles hablaba así de la doctora Lin Qiaozhi: "Inició su profesión de excelente médico en la época de la China de Guomindang y llegó a la cumbre de su causa en la época de la República Popular de China. En China está considerada una médica ejemplar. En efecto, cuando se fundó la nueva China, la doctora Lin ya tenía más de cincuenta años. No obstante, se entregó muy animada a la causa del desarrollo de la medicina de su país. Aplicaba de manera entusiasta la política de Prevenir antes que curar y organizó la investigación y el tratamiento de la cervicitis a escala nacional. Bajo su orientación, la investigación sobre el diagnóstico y tratamiento del cáncer del corión y la mola hidatiforme de la profesora Song Hongzhao ha sido un éxito académico a nivel mundial. Sus alumnos se distribuyen en todo el país. Su tratamiento de la hemólisis fetal elevó considerablemente el porcentaje de natalidad. Fue redactora jefe de Tumores ginecológicos, una obra de notable peso académico. También dirigió obras de divulgación médica como La Higiene Doméstica o Enciclopedia de Cuidados de Bebés, entre otras. Mientras tanto, atendía concienzudamente la práctica clínica en el hospital y en toda su vida desistió de este tipo de ocupaciones, aunque ya gozaba de fama nacional e internacional. En el último momento de su vida, seguía preocupada por las salas de partos y los bebés.

El día 22 de abril de 1983, a las 12 horas y 20 minutos, Lin Qiaozhi, la médica del pueblo y buena hija de la isla Gulangyu llegó al final de su abnegada vida.

Es hija de Gulangyu y orgullo de su pueblo natal. Las montañas y el mar de su tierra vivieron siempre en su corazón. Volver a casa y ver su tierra natal fue el anhelo de toda su vida, pero no pudo realizarlo: dedicó toda su vida a miles y miles de madres y sus bebés.

El Día de Difuntos, el 5 de abril, sus paisanos la depositaron en la tierra de sus sueños: la isla Gulangyu. Yuyuan, el mausoleo que construyeron para ella, es donde descansa tranquilamente. Vestida de médico y calzada con zapatillas de tela, de pie entre flores y plantas, el semblante de la estatua de mármol, levantada por los vecinos de la isla en su memoria, es sencillo y cariñoso, propio de una mejer inmaculada. Su abnegación, su generosidad y su estatura moral vivirán siempre en el corazón del pueblo de Xiamen.

 
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