La llama olímpica se apagó en la noche del pasado 24 de agosto, tras 16 días encendida en el Nido de Pájaro, donde los atletas del mundo llevaron adelante el espíritu de "paz" y "amistad" legado de las antiguas Olimpiadas. Ellos, a través de las competiciones deportivas, contribuyeron al entendimiento y desarrollo de la amistad entre los diversos pueblos del mundo. A continuación, les ofrecemos un reportaje de la emisora titulado "Más amistad que competencia".
En la ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos de Beijing, 3.000 actores recitaron simultáneamente la frase "Todos los pueblos de este mundo somos hermanos", del célebre filósofo chino Confucio, pronunciada hace más de dos mil años. En agosto, ante el llamado de los cinco anillos olímpicos, 10.500 deportistas de 204 países y regiones del mundo se reunieron en Beijing. De tal manera, la filosofía de la China antigua y el espíritu olímpico lograron armonizar perfectamente. Mohammed al-Ahjari, director de la delegación olímpica de Yemen comentó:
"Lo más importante de los Juegos Olímpicos no es el resultado de la competencia, sino su fuerza de concentrar a los jóvenes de todo el mundo juntos, para intercambiar cultura, fortalecer la amistad y desarrollar el concepto de la paz. Este es el espíritu al que aspiran las Olimpiadas".
Podemos admirar que en las justas olímpicas, los deportistas, en vez de ser rivales, son aún más amigos. Mientras competían, se admiraban mutuamente con sinceridad; vitoreaban no sólo por su propio éxito, sino también el excelente desempeño de sus adversarios. El clavadista canadiense Alexandre Despatie felicitó a sus rivales chinos, He Chong y Qin Kai, cuando estos obtuvieron buenos éxitos en el trampolín de tres metros.
"Me siento contento por ellos. Son excelentes sus desempeños ante sus compatriotas. También estoy orgulloso de poder participar en esta competición".
La ganadora de la medalla de oro de la barra de equilibrio, la estadounidense Shawn Johnson, expresó que los Juegos Olímpicos de Beijing le permitieron profundizar la amistad con los chinos.
"Los deportistas chinos y yo somos amigos, nos llevamos muy bien. Durante las competiciones, nos vitoreamos mutuamente cuando uno cumple bien sus acciones. Para mí, esto es muy importante, ya que sé que soy bien acogida aquí. Mis amigos chinos son muy afectuosos. Les gusta ayudar a los demás atletas. Son ellos quienes me han dado un viaje olímpico con sentido".
Mientras los entrenadores chinos trabajan en varios equipos nacionales de saltos que compiten en el "Cubo de Agua", la medalla de bronce del conjunto chino en la natación sincronizada debió atribuirse al empeño de la técnica japonesa Imura Masayo.
"En China existe una gran expectativa de que lográsemos un buen resultado en los Juegos Olímpicos que se celebraron en casa. Pienso que ha sido una gran decisión encargarme a mí, una entrenadora japonesa, una tarea tan importante como esta. Yo deseaba mucho contribuir a realizar este sueño de los chinos".
Las jugadoras estadounidenses de voleibol no escatimaron elogios hacia la técnica china Lang Ping. La capitana Lindsey Berg dijo:
"Al principio avanzamos con dificultades. Pero ahora mira a qué altura nos ha llevado ella: ¡una medalla de plata de los Juegos Olímpicos! Ha sido nuestra líder indiscutible durante los pasados cuatro años".
Los intercambios internacionales permiten que se haya elevado el nivel general de diversos deportes en el mundo. Los saltadores chinos no monopolizan más la técnica de apretar la salpicadura; técnicos chinos trabajan en muchos países por popularizar aún más el tenis de mesa; maestros de Seúl llevaron a los arqueros chinos a romper la hegemonía de los surcoreanos; y entrenadores franceses apoyaron a los esgrimistas chinos para desafiar a los europeos, que han dominado este deporte durante muchos años.
Dice la letra de la canción de los Juegos Olímpicos de Beijing 2008: "Tú y yo, corazón a corazón, vivimos juntos en esta villa que se llama Tierra". El deporte promueve el entendimiento y la amistad entre los pueblos del mundo. El 10 de agosto, en la ceremonia de entrega de las medallas del tiro deportivo, la georgiana Nino Salukvadze, que alcanzó el bronce, besó a la medallista de plata, la rusa Natalia Paderina, y las dos abrazadas, pese a que sus países estaban en guerra, saludaron juntas al público. Este momento, que quedó registrado en la historia olímpica, demuestra el encanto de los Juegos Olímpicos, que fomentan una amistad que va más allá de las competiciones y las fronteras.
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