El noviazgo
Generalmente los hombres de la etnia Dong Xiang tomaban la iniciativa, y al sentirse enamorados de alguna chica rogaba a la casamentera que fuera a pedir el sí por ellos. Concedido éste, se le permitía entregar a la familia de la novia cierta cantidad de té. Para formalizar el noviazgo debían ofrecer regalos de compromiso matrimonial, que consistía por una parte en té, azúcar y pasteles, y por la otra en vestidos y una suma de dinero en efectivo. También había que regalar trajes a los suegros y objetos de uso diario, principalmente objetos de tocador, una que otra joya y una toca negra a la novia. Por regla general se celebraba la ceremonia de entrega de los regalos en la casa de novia y se ofrecía un banquete al que se invitaba a los 'a entes de ambas partes. En algunas zonas montañosas existe costumbre de regalar panes al vapor elaborados con trigo U echado aquel mismo año, y con un peso de uno o dos kilos cada uno.

Se datan casos, aunque muy pocos, de que se establecía el noviazgo antes de que los novios nacieran, y esto ocurría casi entre las familias muy amigas. En este caso, el noviazgo ya era válido cuando el padre del "novio" entregaba a la familia de la "novia" una bolsa de té y alguna tela, sin necesidad de recurrir a la ayuda de la casamentera; pero ésta desem¬peñaba su papel importante en la determinación y entrega de regalos de compromiso matrimonial y en el intercambio de opiniones entre ambas partes sobre la fecha de la boda cuando pensaban casarse al hacerse mayores.
La boda
El día anterior a la boda se celebraba en la casa del novio un banquete para agasajar a todos los miembros del clan y a la casamentera, quienes aprovechaban la ocasión para hablar de los detalles relativos a la boda. Al amanecer del día siguiente la comitiva de recepción de la novia se ponía en marcha; se utilizaban burros como medio de transporte porque el camino era sinuoso y serpenteaba por entre los despeñaderos. Si el camino era un poco llano se utilizaban también carretas tiradas por burros y cubiertas con sábanas pintadas. Ese día le llevaban a la novia vestidos, una toca, peines, nueces, dátiles y caramelos.
Llegaban a la casa de la novia antes del mediodía, siendo objeto de una calurosa bienvenida. Los miembros masculinos del clan les atendían con comidas fritas, platos de ingredientes variados, caramelos, carne ovina que se servía con la mano, Centras que los anfitriones tenían que ponerse de pie, no Pidiendo sentarse a la mesa.
Terminada la lectura del documento matrimonial se distri¬buían frutas secas entre los presentes, símbolo de pretender alcanzar la buenaventura. El yerno y su acompañante tenían que agradecer a las peinadoras y cocineras, éstas solían divertirse con el yerno pintándole la cara de hollín, entre tanto éste se aprovechaba del caos para "robar" algún objeto de cocina, con lo cual quería decir que había descubierto la habilidad culinaria de la novia y que ésta podía vivir con él tranquilamente. Los familiares e invitados de la novia acostumbraban "castigar" al yerno y a sus acompantes golpeándoles con una rama para acorralarlos.
La novia, con la cabeza cubierta por un pañuelo, era llevada a lomo de burro o en una carreta por uno de sus hermanos, e iba a la casa de su futuro marido en compañía de sus familiares, entre los cuales no podía faltar una hermana casada de su clan, quien se encargaba de enseñar los regalos empacados en dos cajas a la familia del novio. Se la consideraba una persona altamente respetuosa y no sólo se le devolvían sus regalos de felicitación pagándole en efectivo sino que también solían agradecerle con una tela.
Si ambas partes vivían distantes, la familia del novio solía ofrecer un banquete a la entrada de la aldea para recibir a la novia. La entrada de ésta en la casa del novio representaba el momento más importante de la fiesta. Los curiosos tomaban el Hielo a los miembros masculinos de la familia del novio, píntates con hollín, obligándoles a vestir sus pieles al revés, jugando de su cinturón algunas campanillas, poniéndoles corros rotos, pidiéndoles montar en un burro con la cara hacia atrás, e incluso atándoles las extremidades con una cadena.
También existía la costumbre de celebrar la ceremonia de recepción de la novia catando "hali" al compás de las palmadas, y moviéndose hacia adelante y hacia atrás. Esta manera de celebrar proviene de una leyenda: En una lejana montaña vivía el rey de las boas que devoraba hombres y animales. Una joven se ofreció a ir a matarlo, calzando un zapato blanco y otro bordado y llevando en la mano una botella de licor venenoso. Cuando llegó a la caverna dijo a sus acompañantes: avancen ustedes cuando yo grito "hali" y retrocedan para esconderse cuando yo grite "zhehui". Cuando se acercó al rey, este le preguntó a qué venía y ella respondió que buscaba novio. El le pidió casarse con él y la joven aceptó con la codición de que se tomara el licor. El rey se tomó el licor y quedó dormido. Entonces la joven gritó "hali" y todos se adelantaron a verlo y el ruido lo despertó. Ella se apresuró a gritar "zhehui" y los demás retrocedieron para esconderse. Repitieron esto hasta que el animal intoxicado por el veneno y trastornado por el ruido que hacían quedó muerto, y la chica fue elegida jefe de tribu.

El lanzamiento de almohadas era otra costumbre interesante que se practicaba en las bodas. Al caer la noche los parientes de todas las aldeas vecinas venían a divertirse. Cuando las mujeres tenían rodeada a la novia en un rincón de la cama, los muchachos empezaban a lanzarle almohadas sobre la cabeza. Las defensoras de la novia se esforzaban para esquivar el ataque, mientras los hombres buscaban toda oportunidad de lograr su propósito. La diversión terminaba cuando alguna almohada alcanzaba a tocar la cabeza de la novia.
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