Brasil volvió a llorar este viernes, pero, de esta vez, de alegría por la conquista de Maureen Maggi, primera brasileña a alzarse con el oro en un deporte individual en Juegos Olímpicos con su salto de longitud.
Tras la humillación de ver el fútbol 'pentacampeon' caer el martes por 3-0 ante Argentina en semifinales y asistir el jueves al desespero de del conjunto femenino al perder el oro en la final del fútbol para Estados Unidos, los brasileños tuvieron la grata sorpresa de empezar la mañana del viernes (horario local) con el pabellón nacional alzado al más alto del podio en el estadio Nido del Pájaro y, mejor, en una prueba de atletismo.
A los 32 años de edad, Maggi logró también otro récord: la primera presea dorada de Brasil en el más olímpico de los deportes desde hace 1984, cuando Joaquim Cruz, conquistó el oro en la prueba de los 800 metros.
La medalla tuvo asimismo un significado aun más especial para Maggi, quien volvió a las pistas desde hace solo tres años, tras quedar suspendida en 2003, días antes de los Juegos Panamericanos de Santo Domingo, después de dar positivo para la sustancia prohibida clostebol.
En aquella ocasión, la brasileña había logrado la marca de 7,06 metros, dos centímetros por arriba del salto que le convirtió el viernes en campeona olímpica.
Maggi decidió, entonces, abandonar la carrera. Se casó con su compatriota, el ex piloto de Fórmula 1 Antonio Pizzonia, tuvo su hija Sophía -hoy con tres años de edad-, y se separó.
Recién en 2006 volvió a prepararse para su regreso al atletismo y demostró que estaba lista para vuelos más altos en julio pasado, al conquistar el oro en salto largo en los Juegos Panamericanos de Río de Janeiro, con una marca de 6,99 metros.
Luego, vinieron el oro en el Sudamericano y el sexto lugar en salto en largo en el Mundial de 2007, que volvieron a convertirle en una esperanza de medalla para Brasil, confirmada el viernes cuando la campeona mundial Tatyana Lebedeva marcó un centímetro menos en su último salto quedando con la plata.
En sus primeras declaraciones, al canal SporTV de Brasil, Maggi dedicó la medalla a su hija Sophia y se dijo convencida de que todos los contratiempos que enfrentó en su carrera hacia la conquista olímpica formaron parte de un plan divino.
"Tengo la certeza de que Dios me preparó un camino diferente para que todo saliera bien", afirmó la atleta que festejó su triunfo con una vuelta olímpica por el "Nido de Pájaro", cubierta con una bandera de su país.
La conquista inédita de Maggi ha servido asimismo para despejar las nubes que ensombrecían las esperanzas "verdeamarillas", tras una madrugada (hora local) que empezó con la derrota del voleibol playa masculino en la final ante Estados Unidos dejando a Brasil "apenas" con la plata y el bronce de la modalidad.
Luego del oro de la atleta, Brasil tuvo otro motivo para celebrar con la selección masculina de voleibol que superó a Italia y buscará ahora el 'bicampeonato' olímpico ante Estados Unidos, coincidentemente, el mismo rival que las muchachas enfrentarán por el título femenino.
En tanto Maggi seguía hacia la gloria en las pistas de Beijing, la selección masculina de fútbol conquistaba el bronce en Shangai al derrotar por 3-0 a Bélgica, un evento que no ha acaparado las atenciones de la hinchada local, frustrada con el vejamen ante Argentina.
Tras el partido, celebrado de manera discreta por los medios locales, el astro Ronaldinho exhortó a sus compatriotas a valorar la conquista del bronce pero reconoció que, para la hinchada de su país, "es lo mismo ser segundo o último".
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