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La celebración divina del fuego
2008-06-25 16:59:57   China Hoy - CRI

EL fuego es un tema común para la mitología de diferentes etnias: los antiguos griegos honraron a Prometeo por haber robado el fuego a los dioses en beneficio de la humanidad. Los chinos de la antigüedad admiraron a Suirenshi, quien obtuvo el fuego frotando trozos de madera. Los Axi, grupo minoritario chino de la etnia yi, que vive en el distrito de Mile, provincia de Yunnan, tienen a Mudeng como héroe sagrado, pues fue él quien les entregó el preciado don.

El distrito de Mile está en el sureste de Yunnan, a 143 km de Kunming, ciudad central de la provincia. Durante mi estancia en Mile, me contaron dos leyendas de los axis relacionadas con el origen del fuego.

En tiempos muy antiguos la tribu Axi utilizó el fuego natural. Pero en cierta ocasión una inundación extinguió el último vestigio de fuego. Recién despuntaba la primavera en febrero y hacía mucho frío. Los ancestros Axi daban saltos, se frotaban las manos o se abrazaban entre ellos para obtener el calor. Un hombre llamado Mudeng creía que el fuego podía producirse con fricción. Convencido de ello se sentó en un tronco y frotó sobre el mismo un trozo de madera hasta que se produjo el fuego. Para expresar su gratitud al héroe, los axis denominaron al fuego como "Mudeng".

El segundo cuento dice que hace mucho tiempo los antepasados de los axis vieron una bola luminosa que caía sobre un árbol. Creyendo que era un tesoro, utilizaron ramas de árbol para cogerla. Al hacerlo, las ramas se encendían. Era la primera semilla del fuego.

Los axis celebran una ceremonia alegórica el tercer día del segundo mes lunar (alrededor de mediados de marzo), cuando, se supone, Mudeng creó el fuego. En la ocasión los lugareños representan la leyenda, a la vez que piden al espíritu de Mudeng que les conceda seguridad, felicidad y prosperidad. En la actualidad, esta ceremonia sólo se observa en dos aldeas, Qifei y Hongwan. La segunda lo hace con mayor solemnidad.

Llegué a esta aldea, donde habitan unas 300 familias y más de 1.300 habitantes, un día antes de la ceremonia, justo cuando ocurría el ritual del culto al Dios de la Montaña, preludio de la ceremonia del fuego del día siguiente. Esta costumbre es patrimonio de muchas etnias chinas, que adoran primero al Dios de la Montaña y después al del fuego.

Los axis de Yunnan se consideran descendientes del tigre y observan el totemismo, con la imagen del felino como tema central. Practican asimismo el galicismo, con el cual rinden adoración al falo como fuente de fertilidad. Sienten asimismo gran respeto por las calabazas y las piedras, a la vez que veneran a sus antepasados, los héroes, los objetos divinos, los demonios e incluso dioses naturales como el del fuego y el agua.

Detrás de un "bimo" llegué a la montaña Mizhi, a dos km de la aldea. El "bimo" es la persona que lee escrituras y sutras y sirve de puente entre los aldeanos, sus antepasados y varias formas de deidades. No en balde suele ser el más inteligente y mejor informado en la aldea. Procuré charlar con él para conocer más de la cultura local, pero no sabía putonghua (habla china estandarizada). Aún me enteré de que su nombre es He Yuzhong y tiene 65 años.

La ceremonia del culto a la montaña es bastante sencilla. Todo sucedió en un bosque. Dirigido por el "bimo", algunos aldeanos llevaron un puerco al Arbol Divino de Mizhi. Después que el "bimo" leyó su oración, unos hombres desnudos y con los cuerpos pintarrajeados en varios colores saltaron de detrás de los árboles, gritando y esgrimiendo cuchillos, con los cuales procedieron a sacrificar al marrano. Luego colocaron la cabeza del animal y arroz en un altar al pie del Árbol Divino. El "bimo" entonó un canto de oración solemne, acompañado de una campanilla de bronce que él mismo sacudía en la mano. Durante todo este proceso no se permitió el acceso de mujer alguna al lugar. Tan pronto como el ritual terminó, la montaña se vio nuevamente envuelta en un mar de cantos y danzas.

Al día siguiente, el tres de febrero del calendario lunar, todas las familias apagaron el fuego en su casa, después de preparar el alimento y la bebida que debían servir en la celebración del fuego. Dejaron la estufa y la chimenea libres de cenizas, como parte del ritual de "despedir al fuego viejo para dar la bienvenida al nuevo". Para los axis hay una distinción entre el fuego nuevo y el viejo, el benigno y el malo. Ese es el sentido de la despedida.

Al romper el alba siguiente, los aldeanos se reunieron en la entrada de la aldea, cantando y bailando para saludar a huéspedes y visitantes de aldeas cercanas.

Al filo del mediodía, todas las familias presentaron platos y bebidas en las mesas delante de cada casa, formando una gran mesa de varios cientos de metros de largo, sobre la cual se tendía el "banquete del dragón". Todos los presentes, ancianos o jóvenes, conocidos o desconocidos, se sentaron juntos a comer y beber. Abundaron los brindis y las tonadas tradicionales entre el sonido de tambores y gongs, que precedieron al posterior desfile de bailes del Tridente, del Machete, del Látigo Real y de la Luna de los Axi.

Lo más llamativo de estos últimos fue el Baile de la Luna de los Axi, a cargo de varias decenas de personas. El origen de este baile se vincula al fuego. Cuentan que una joven pareja Axi, Age y Ae, lucharon denodadamente en tiempos idos contra los incendios forestales. Para hacerlo, debían saltar constantemente sobre el suelo en llamas. Esos saltos dieron origen al actual baile.

La fiesta tuvo su clímax sobre las tres de la tarde, cuando bajo la presidencia del "bimo", se representó la obtención del fuego al estilo de Mudeng. Todo ocurrió bajo el Árbol Sagrado del Fuego. Pero luego la concurrencia siguió bailando y cantando por las calles aledañas, portando una antorcha símbolo de la semilla del fuego, a la par que gritaban Mudeng. Los hombres iban pintarrajeados y desnudos; las mujeres con su ropa interior y varios ornamentos colgados sobre el pecho.

La ceremonia de culto al fuego fue interrumpida durante "la revolución cultural" (1966-1976). Después de la Tercera Sesión Plenaria del Undécimo Comité Central del Partido Comunista de China, convocada en 1978, la política de libertad de culto permitió restaurar esta ceremonia, aunque ya se habían perdido algunas rutinas complicadas de la ceremonia tradicional.

A partir de 2004, el gobierno local comenzó a patrocinar la ceremonia, para lo cual invirtió 200.000 yuanes, para invitar a famosos actores y conjuntos de danza folclórica. En los años siguientes, la ceremonia atrajo a muchos visitantes del exterior, para beneficio de la actividad turística.

 
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