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Figurillas escenifican ópera de Beijing en bandeja de cobre
2008-06-18 17:15:39   XINHUA-CRI
Con los golpecitos del mazo, las figurillas, cada una de unos diez centímetros de alto, con los mismos trajes y máscaras utilizados en la ópera de Beijing, comienzan a moverse en la bandeja de cobre, a modo de anticipo de la representación.

Bai Dacheng, artista popular beijinés, de 62 años de edad, presentó recientemente a la periodista de Xinhua este espectáculo en su casa, en la zona de Shishahai de la capital china. Hasta el momento, es el único heredero de esta tradición que se remonta ya a tres generaciones.

Las figurillas, hechas con papel, pedacitos de tela y arcilla, pintadas con colores, y con cerdas pegadas a la base para facilitar su movimiento al ritmo de los golpes, son juguetes inventados por los beijineses a finales de la dinastía Qing (1644- 1911). Se convirtieron en los favoritos de los niños en las ferias tradicionales populares de la antigua China.

Hoy en día es muy difícil encontrarlas en los mercados o tiendas de Beijing, ya que no forman parte de la vida diaria de los chinos modernos.

"Las ferias populares eran el modo de existencia de los artistas populares tradicionales, y su arte siempre está relacionado con la tradición comercial china", señaló Bai. Pero las cosas han cambiado, y al igual que las ferias del pasado, han desaparecido los artistas populares, y con ellos su técnica.

El artista de la segunda generación, Wang Hanqing, casi lo abandonó en los años 50 del siglo pasado, porque ya no podía ganarse la vida, dijo Bai, admitiendo que él lo recuperó bajo la guía de Wang y por su gran afición a estas figurillas.

La producción de estas figurillas no es complicada, y lo más interesante de ellas es su íntima relación con la ópera de Beijing, el alma de este juguete. El artesano tiene que estar muy familiarizado con la ópera para hacer que las figurillas tengan la misma apariencia y expresiones.

"La ópera vive en mi mente y las figurillas tienen su alma", indicó Bai.

Como la mayoría de los artesanos de China, Bai se enfrenta al problema de transmitir su arte a algún discípulo, pero todavía no lo ha encontrado. Sin embargo, no ha perdido la esperanza.

"No pienso demasiado en ello. Debes acomodarte a la situación. Hace varias décadas recuperé la producción de las figurillas simplemente por afición, y ahora estoy dispuesto a enseñar a cualquiera que tenga auténtico interés, siempre y cuando conozca bien la ópera de Beijing", indicó Bai.

Las artes tradicionales de China, como éste, se encuentran en una encrucijada. Deben adaptarse al mercado y ganar dinero, lo cual significa ampliar la producción, a expensas de quizá perder su "alma".

"Mis figuras se venden muy bien desde el principio, pero no incrementé la producción porque creo que deben fabricarse con mucho cuidado y dedicación", destacó Bai.

Sin embargo, a Bai siempre le ha importado el mercado, y se esfuerza por abrir nuevos canales para sí mismo y para otros artistas. Los aficionados al arte tradicional chino, extranjeros y nacionales, le visitan y compran sus figurillas para coleccionarlas o regalarlas a sus amigos. Así se amplía su círculo: los amigos de sus clientes serán sus amigos en el futuro, y a la vez, amigos de sus amigos artistas.

(XINHUA-CRI)

 
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