Tras el fuerte terremoto de Wenchuan, al tiempo que volcaba todas las energías del país en las operaciones de rescate, el Gobierno chino exhortó a la comunidad internacional a ayudar a las zonas afectadas, permitiendo la entrada en ellas de equipos de rescate, equipos médicos y periodistas extranjeros. Estas y otras medidas han servido para que muchas personas y numerosos medios de comunicación con una visión sesgada de China reconocieran que el Gobierno chino ha mostrado un alto grado de apertura al exterior, así como la confianza de la nación en sí misma revelada por esta política.
Los medios de comunicación extranjeros han tendido a comparar la respuesta de Beijing ante el terremoto de Wenchuan con su reacción tras el que arrasó Tangshan en 1976. En aquel entonces, el Gobierno chino, decidido a vencer las dificultades con sus propias fuerzas, rechazó la ayuda internacional. Ahora, en cambio, la comunidad internacional considera que, con su respuesta al sismo de Wenchuan, Beijing ha mostrado una nueva imagen de su apertura.
Inmediatamente después de producirse el terremoto, el Ministerio de Relaciones Exteriores manifestó que China agradecía y recibía con los brazos abiertos la ayuda que pudieran proporcionarle desde el exterior. La Cruz Roja China hizo una petición de ayuda urgente a la comunidad internacional a través de la Cruz Roja Internacional y de la Luna Nueva Roja. El gobierno chino permitió la entrada de los equipos de rescate venidos de Japón, Rusia, Corea del Sur y Singapur en las zonas afectadas. Para comprender la importancia de este hecho basta recordar que, desde la fundación de la República Popular en 1949, esta es la primera vez que China ha aceptado la participación de equipos profesionales extranjeros en las tareas de rescate subsiguientes a un gran desastre natural. Asimismo, ha autorizado el acceso de equipos médicos procedentes de Rusia, Italia, Cuba y otros países. Además, los periodistas extranjeros han podido hacer su trabajo sobre el terreno sin restricciones. De hecho, muchos de ellos han llegado hasta el epicentro del terremoto para poder informar al resto del mundo.
La comunidad internacional también ha elogiado la actuación del Gobierno chino en lo referente a las tareas de rescate. Para el periódico estadounidense Los Angeles Times, dicha actuación fue moderna, flexible y abierta. Y según un periódico de Singapur, la actitud de China ante la ayuda ofrecida desde el extranjero refleja su confianza en su apertura completa al resto del mundo y su plena integración en la comunidad internacional.
En una rueda de prensa celebrada el día 16 en la sede de la ONU en Ginebra, una reportera de France Press afirmó que el Gobierno chino había rechazado la ayuda ofrecida desde el exterior y se había negado a conceder visados a los periodistas, afirmación que, lógicamente, irritó a todos los presentes. La vocera de la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU, Elizabeth Byrs, desmintió de inmediato la existencia de este problema y afirmó que, desde el primer momento, la parte china se ha mantenido en estrecho contacto con la ONU. Y la responsable de la Oficina de Prensa de la ONU en Ginebra replicó a la reportera de France Press: "No puedo permitir que hable así sobre China. La verdad es que en las zonas afectadas hay muchos reporteros extranjeros haciendo su trabajo."
La apertura de China es una muestra de su confianza en sí misma y de su madurez como nación. El rápido desarrollo económico de China no solo ha ampliado su capacidad para afrontar las calamidades, sino que le ha permitido adoptar una visión más amplia y segura del resto del mundo, y aceptar sinceramente la mano que le tienden otros países.
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