Betts Rivet, una anciana estadounidense de casi 80 años de edad, tiene una familia feliz en EE.UU., con tres hijas, once nietos y cinco bisnietos. Ella podría disfrutar de la felicidad familiar en su pueblo natal, pero recorrió miles de kilómetros para llegar a China y dar clases voluntariamente, desde hace más de 10 años. En nuestro programa de hoy, conoceremos a esta profesora.

Betts Rivet es una doctora en psicología, dedicada a la enseñanza durante 56 años de su vida. Antes de venir a China, Betts ha viajado por más de 70 países. Una tarde de hace 15 años, Betts, recién jubilada en aquel momento, leyó ocasionalmente en un periódico un artículo sobre el Colegio de Mujeres de Fuzhou, el cual atrajo su atención.

"Leí un artículo sobre el Colegio de Mujeres en un periódico estadounidense. El artículo estaba escrito por una doctora, de apellido Liu, quien se había graduado en este colegio y también impartido clases en él. Después de la jubilación, se estableció en EE.UU., y publicó este artículo. Yo me acababa de jubilar cuando leí el texto. Entonces pensé en ir a enseñar allá."

Al principio tenía muchas dudas sobre si venir a China o no, por que era un país en el que nunca había estado y casi nada sabía sobre el colegio. Entonces, Betts escribió a la doctora Liu, autora del artículo, y telefoneó a los cincos profesores extranjeros que trabajaban en el colegio en aquel entonces. Betts recibió la misma respuesta: el colegio es muy bueno, la gente es muy simpática y el ambiente es excelente.

"Me dije a mí misma: debo intentar cosas nuevas y diferentes. La cultura china y la cultura europea son distintas. Por eso dije: quiero probarlo, pero voy a China solo por un año."

En agosto de 1992, Betts, con 64 años de edad en aquel entonces, llegó a Fuzhou. En el avión, pensaba ¿cómo será Fuzhou? ¿serán simpáticas sus gentes? ¿podré entenderme bien con los estudiantes? etc. Cuando Betts salió del aeropuerto de Fuzhou, atrás habían quedado ya tantas preocupaciones.

"Vine a China a lo que saliera, no tenía idea de que podría encontrar u ocurrir. Cuando salí del aeropuerto, vi a tres personas sonrientes que portaban un letrero. En él se decía: ¡Bienvenida al Colegio de Mujeres de Fuzhou! Pensé: ¡Bueno, ya estoy lista¡ Esas personas parecen simpáticas y acogedoras."

El Colegio de Mujeres de Fuzhou es un colegio superior de mujeres administrado localmente. Fue fundado hace 100 años. Está situado en las afueras de la ciudad de Fuzhou, y el ambiente es muy tranquilo. A Betts le gustó mucho este colegio y se adaptó rápidamente a la vida local.

"Después de dos semanas de prueba, decidí quedarme aquí."

En el colegio, Betts es la profesora de Inglés e imparte enseñanza a los chicos. Al referirse a su primera clase, a Betts le causó una profunda impresión. Al entrar en el aula, los estudiantes se sentaron rectamente y observaron a su nueva profesora con curiosidad.

"En la primera clase, me parecía que todos los estudiantes eran iguales. No podía distinguir a uno de otro. Todos tenían el cabello negro, y sus ropas eran casi todas iguales. Por eso, la primera cosa que hice fue ayudarles a elegir nombres en inglés. Luego los escribí en tarjetas y puse cada una en su mesa. Así, muy pronto, logré conocer a todos mis estudiantes."

Betts tiene su propio sistema de enseñanza. Por ejemplo, cuando enseña pronunciación, divide los estudiantes en grupos y en cada grupo hay dos personas, de forma que ambos practican mutuamente. Después, la profesora escucha sus pronunciaciones uno a uno y les corrige los errores. Además, Betts también realiza otras actividades, como discursos o presentaciones, etc.

Chen Qiong, una de sus estudiantes, nos dijo que esa forma especial de enseñar de Betts le impresionó muy positivamente.

"Anteriormente, cuando estudiaba en la escuela secundaria, por lo general tomábamos apuntes de lo que decían los profesores. Pero en las clases de Betts, mos sentimos muy cómodos. Ella tiene un sistema muy especial. Considera, por ejemplo, que la pronunciación es muy importante. Si la pronunciación es correcta, ya puedes escribir la palabra. Podemos adquirir más conocimientos en las clases de la profesora Betts, simplemente jugando y aprendiendo al mismo tiempo."

Para Betts, es insuficiente estudiar unicamente los conocimientos reflejados en los libros de texto, prescindiendo de las experiencias que se adquieren en la práctica y en la vida. Desde hace una década, Betts organiza todos los años a los estudiantes para visitar y hacer prácticas en museos y parques.

Además de la enseñanza, Betts también está entusiasmada con la administración del colegio, la reforma educativa, la reparación de las aulas, y otros asuntos. Betts interviene en todo ello con entusiasmo y gran disposición. Por eso, los profesores y estudiantes la llaman Betts, el "ama de llaves".

"Si veo que los estudiantes tiran basuras en el recinto del colegio, les indico donde está la papelera. En el recinto, hay bancos en todos los lugares, pero son pequeños. Veo que a los estudiantes les gusta charlar en el tiempo libre de las clases. Por eso, también aconsejé comprar bancos más grandes para que puedan estar cómodos y a gusto en esos ratos."

Lin Benchun, rector del Colegio de Mujeres de Fuzhou, nos dijo que Betts es insustituible para todo el colegio.

"Ella ama nuestro colegio, y reverencia la educación. Muchos profesores desean venir a nuestro colegio a trabajar gracias a su enorme labor de divulgación. Betts ama la enseñanza, siente devoción por ella, y sus estudiantes la quieren mucho."

En 2006, Betts obtuvo el "Premio Nacional de Amistad" entregado por el gobierno chino en reconocimiento a sus contribuciones a la educación en China.

"Obtuve este premio en 2006 y significa muchas cosas para mí. Siempre me pregunto a mí misma: ¿tengo méritos reales para recibir ese premio? Pero estoy muy, muy contenta de recibirlo. Es un gran honor."

Betts piensa ahora que si la salud se lo permite, se quedará en China y seguirá enseñando en el colegio. China es su otra casa. Aquí ya tiene otra familia formada por todos sus amigos.