En los últimos días, la comunidad internacional ha expresado sus condolencias y ofrecido ayuda a China por diversos medios, a raíz del devastador terremoto que asoló la suroccidental provincia china de Sichuan, el pasado día 12.
El viceministro de Relaciones Exteriores de China Wang Yi, en nombre del Gobierno chino, aceptó el miércoles en Beijing los ocho millones de dólares que la ONU otorgó a China como ayuda humanitaria de urgencia.

Antonio Guterres, funcionario del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), anunció el mismo día la donación de 11.000 tiendas de campaña a China, por el equivalente a casi tres millones dólares, para ayudar al país en sus esfuerzos de reubicación de la población afectada. Guterres elogió también el trabajo de rescate desplegado por el Gobierno chino.
Por otra parte, políticos de Malasia, Canadá, Afganistán, Arabia Saudita, Israel, Mozambique, Lesotho, Granada, Jamaica, Albania y Chad, enviaron sus condolencias a China.
Muchos países y organizaciones internacionales siguen ofreciendo ayuda. El miércoles, el presidente del Banco de Desarrollo de Asia, Haruhiko Kuroda, al dar el pésame por las víctimas del terremoto, en la Embajada de China en Filipinas, indicó que su entidad financiera está dispuesta a ofrecer ayuda para la reconstrución de las zonas afectadas.
Varios gobiernos o partidos de Mauricio, Botswana, Tonga, Tayikistán, Luxemburgo, Checa, Sudán, Uzbekistán, Turkmenistán y Armenia ofrecieron también fondos o materiales a China.
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