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John Steven Akhwari
2008-04-17 15:59:08   CRI
El 13 de abril, la llama sagrada de los Juegos Olímpicos de Beijing comenzó su recorrido por Dar es Salaam, capital de Tanzania. Entre los portadores de la antorcha del país africano figuró uno que está considerado todo un héroe en la historia olímpica. Se trata de John Steven Akhwari, cuya hazaña ha influido en generaciones de deportistas y en la gente común.

En 1968, Tanzania, por primera vez después de la independencia, envió una delegación a los Juegos Olímpicos de México. John Steven Akhwari fue uno de sus integrantes. Al llegar a la Ciudad de México, los deportistas tanzanos percibieron las enormes diferencias entre esta ciudad y su país, derivadas de la geografía. La altura, de 2.300 metros sobre el nivel de mar, implicaba un 30% de oxígeno menos que el existente en las planicies, por lo que la mayoría de los maratonistas se retiraron de la posterior competición sin poder culminarla. Akhwari recordó:

"Entre los 80 maratonistas, 63 no llegaron al final. Yo aguanté hasta el último minuto e hice todo el recorrido, soportando el desgaste en mi salud. De los 17 deportistas que culminaron la competición yo fui el último, el undécimo séptimo."

En Akhwari, campeón del Maratón del Este de Africa y del Maratón del Sur de Africa, Tanzania había depositado una gran esperanza, anhelando que pudiera lograr alguna medalla para su patria. Pero solo ganó el undécimo séptimo lugar. ¿Por qué? A los 21 kilómetros de recorrido se debe sumar que, debido a la anoxia y el frío de la altiplanicie, se cayó y lesionó gravemente la pierna derecha.

"Los médicos me trasladaron en camilla al sendero peatonal. Como la herida sangraba mucho, me vendaron y me quisieron trasladar en ambulancia. Lo rechazé y les dije que seguiría adelante, corriendo despacio, pero que terminaría la competición, aún andando paso a paso hasta llegar a mi destino. Así resistí hasta el final."

La ceremonia de la concesión de medallas había concluido, pero todo el estadio Azteca quedó a la espera del maratonista tanzanio, que llegó de noche y con la pierna derecha vendada. Acompañado de vítores y aplausos, Akhwari superó la línea de llegada. Todo el recorrido le llevó 4 horas y 30 minutos.

"Cuando llegué al final, muchos periodistas estaban esperándome. Me preguntaron: 'John, ¿por qué continuó corriendo si ya sabía que no tenía la más mínima posiblidad de ganar?'Y yo les contesté, 'mi país no me ha enviado hasta tan lejos para empezar la prueba, sino para acabarla."

Fue entonces cuando esta frase sencilla pero conmovedora fue inscrita en la historia de las olimpiadas. Al regreso de México, Akhwari participó en muchos maratones internacionales en los cuales cosechó éxitos excelentes. En 1983, en vista de su enorme contribución al deporte nacional, Tanzania le distinguió con la condecoración de "Héroe Nacional".

Akhwari se retiró de la pista de atletismo hace mucho tiempo. Actualmente, vive con los suyos en un pequeño pueblo, a 800 kilómetros de Dar es Salaam. Además de las labores del campo, el atleta, de 70 años de edad, sale a correr diariamente entre ocho y diez kilómetros. Para portar la antorcha olímpica, llegó a la capital con una semana de antelación.

"Todo está listo. Como ves, mi estado de salud es muy bueno. No hay ningún problema, ya estoy bien preparado. Para mí no es la primera vez en participar como relevista de la antorcha olímpica, pero me alegra mucho que en esta ocasión la antorcha llegue a Dar es Salaam, nuestra capital. En vez de sorpresa, lo que el evento me sugiere es una alegría infinita. Es el respeto que siente el pueblo chino por los tanzanios. La antorcha, cuando llegue, recibirá una cálida bienvenida. Estamos preparados y lo tenemos todo bien dispuesto."

Akhwari dijo que "Enciende la pasión, Comparte el sueño", la consigna de la marcha de relevos de la antorcha de los Juegos Olímpicos de Beijing, justamente se corresponde con su estado de ánimo en aquel momento. También señaló que como deportista, tuvo el sueño de ser campeón en las competiciones, y ahora, con una edad avanzada, este sueño se ha convertido en la responsabilidad de ayudar a los jóvenes aficionados al atletismo, aportándoles sus conocimientos, experiencias y habilidades. Hoy día, con su ayuda, jóvenes tanzanios se han convertido en atletas de reputación mundial. Su segundo hijo, para cumplir con su voluntad, se consagró también al maratón y ha conseguido éxitos sobresalientes en dicho deporte.

 
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