Chen Bin tiene 42 años, 18 de los cuales los ha pasado trabajando en el tren. Durante todo este tiempo, ha servido como fogonero, ayudante de maquinista y, por fin, maquinista. Ha sido testigo de las cuatro fases principales de la evolución del tren en China: la locomotora de vapor, la locomotora diesel, la locomotora eléctrica y el tren de unidad multiple, un tipo de tren de alta velocidad, así como de las seis reformas que resultaron en una progresiva aceleración de la velocidad. Al recordar los cambios registrados en las vías férreas chinas, una sola palabra le ayuda a describirlos: volar.
En la casa de Chen Bin, en la Ciudad de Fuzhou, capital de la provincia de Fujian, nos contó su historia.

De siempre, la familia de Chen ha estado muy vinculada al ferrocarril, pues el padre de Chen Bin también trabajaba en el tren. En 1989, año en que terminó los estudios del primer ciclo de la escuela secundaria, empezó a trabajar como fogonero en una locomotora de vapor. En aquel entonces, en la pequeña cabina de conducción de un tren trabajaban tres personas: el maquinista, el ayudante del maquinista y el fogonero. Su trabajo consistía en echar pedazos de carbón en la caldera, una palada de carbón cada 20 segundos. Era un trabajo bastante duro. "La energía de la locomotora procedía del carbón o de la leña. Recuerdo que la cabina siempre estaba llena de humo y polvo de carbón. Todos estábamos sucios, no sólo la ropa, sino también la piel. Llevábamos el carbón metido hasta en los poros. Era difícil quitárselo de encima," comentó.

Sin embargo, sus quejas no duraban mucho. Un par de años después de su ingreso en la industria del ferrocarril, gracias a una reforma tecnológica, la locomotora de vapor fue dejando paso a la de diesel. Con el gasóleo como combustible, el calor se convertía directamente en energía y las condiciones de trabajo mejoraron mucho. Chen Bin ya no tenía que aguantar aquel ambiente sucio. También fue en esa época cuando a Chen le ascendieron de nivel por su buen desempeño. Se hizo maquinista. Sin embargo, la locomotora diesel también tenía sus contraindicaciones. Chen explicó: "La locomotora diesel era mucho más avanzada en comparación con la de vapor. Todo era automático, y el ambiente también era mucho más limpio. Pero producía ruidos apenas soportables. Dentro de la cabina, teníamos que gritar a pleno pulmón para poder escucharnos unos a otros."
Siete años después, se registró otra revolución tecnológica al sustituir la locomotora de diesel por la eléctrica. Este tipo de locomotora obtiene le energía de los cables colgados en lo alto. La velocidad es mayor, le cuesta menos subir a las alturas, produce menos ruido y no contamina el aire. Los maquinistas de la locomotora diesel se ven a sí mismos más decorosos, pues, pueden conducir hasta elegantemente vestidos. O como lo describe Chen Bin, se sienten como "pilotos de un avión". "Antes, para ser maquinista era más importante la fuerza física; pero ahora se necesita una buena capacitación especializada. Si uno no tiene suficientes conocimientos y formación, no puede asumir el cargo. La labor deja de ser pesada, y las condiciones son más cómodas. Nuestro trabajo ya no es ´físico´, sino ´intelectual´"
Para demostrar este punto de vista, nos mostró su caja de instrumentos, llena de herramientas y aparatos finos, de alta tecnología. Ahora pesa menos de un kilo, pero antes, cuando conducía la locomotora de vapor, este tipo de caja pesaba unos 30 o 40 kilos, con herramientas tan dispares como la llave inglesa e, incluso, la pala.

La evolución tecnológica no sólo ha mejorado las condiciones de trabajo de los operarios, sino que también ha cambiado su modo de vivir. Antes, como la velocidad del tren era lenta, un maquinista podía hacer un máximo de 15 viajes. Ahora, la alta velocidad permite ir en tren de una ciudad a otra, ida y vuelta, dentro del propio día, y permite también que el maquinista salga de casa por la mañana, y duerma en su propia cama el mismo día por la noche.
Actualmente, Chen Bin y su familia vive en un barrio hermoso y tranquilo en la ciudad de Fuzhou. Como su esposa salió de viaje por razones de trabajo, él vuelve a casa más temprano de lo normal para preparar la cena a su hija. Después de comer, le acompaña en su práctica de piano eléctrico. Su hija, Chen Xin, tiene 12 años. Estudia en el primer curso de la escuela secundaria. Al conducir la locomotora eléctrica, el papá dispone de más tiempo libre para acompañarle, lo cual hace feliz a la niña. Nos dijo: "Antes, volvía a casa cada dos o tres días. A veces, ni él ni mi mamá estaban en casa, y me veía obligada a pasar la noche en casa de mis abuelos. Ahora vuelve casi todos los días. Compartimos mucho tiempo juntos."

Sin embargo, Chen Bin no imaginaba que una mayor transformación estaba aún por llegar. En abril del año en curso, se realizó la sexta elevación de la velocidad en los trenes chinos. Sobre muchas vías férreas, empezaron a correr los que llamamos trenes de unidad múltiple, un tipo de tren cuya velocidad puede superar los 200 kilómetros por hora, y sometido a control automático. Hace poco, Chen Bin tuvo la oportunidad de viajar como pasajero de Nanchang a Hangzhou en un tren de alta velocidad. Antes, un viaje así duraba más de 10 horas, pero en este nuevo tipo de tren de tecnología punta, sólo 4 horas, menos de la mitad.
Como la construcción de las vías férreas necesarias para este nuevo tipo de tren tiene exigencias específicas, todavía falta un tiempo para que lleguen a la provincia de Fujian, el pueblo de Chen Bin, una zona de colinas y altibajos. Pero Chen ya está soñando con conducir el nuevo tren. Confesó que antes, al ver los avanzados sistemas de ferrocarriles de otros países, sentía sana envidia. No obstante, el ser un maquinista chino le llena de orgullo: "La evolución experimentada por los ferrocarriles chinos no se puede describir como un ´camino´, sino más bien como un ´vuelo´. Así es, gracias a las altas tecnologías, ¡los trenes chinos vuelan!"
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