En los barrios de todas las ciudades chinas hay comités de vecinos. Sus funciones incluyen la realización de trabajos rutinarios y obras de bienestar social, como distribuir ayudas en metálico y contribuir al mantenimiento del orden público. Wang Xi, una mujer de 30 años, es directora de una de las casi 80 000 comités de vecinos existentes en China. A pesar de su juventud, esta mujer afiliada al Partido Comunista de China (PCCh) lleva ya siete años dedicados al comité de vecinos.
Wang Xi terminó el servicio militar en verano del 2000. Tras aprobar un examen del Gobierno municipal de Beijing, con solamente 23 años fue nombrada directora de un comité de vecinos.
"Empecé a trabajar con mucho entusiasmo y, al mismo tiempo, sentía una gran curiosidad".
Wang Xi trabaja en un viejo barrio del distrito de Dongcheng, una zona relativamente pobre. De vez en cuando, algunos vecinos acuden al comité, ocupados, irritados, hasta desesperados, con sus respectivos problemas. No obstante, al final siempre se resuelven sus problemas y se aclaran los malentendidos. Se trata de un trabajo difícil y no siempre agradable, como ella misma nos comenta:
"A veces, los vecinos lo único que quieren es desquitarse conmigo. Una parte de mi trabajo consiste en ayudarlos a aplacar su cólera".
Si Yaping, de 43 años, colega de Wang Xi, con quien lleva ya 7 años trabajando juntos, desde el 2000:
"Al principio, a Wang Xi le parecía muy difícil trabajar aquí, pero hacía todo lo posible por resolver los problemas de los vecinos. Lo más importante es que, si vienen con rencor, salgan de aquí tranquilos y satisfechos".
En este barrio viven muchas familias con rentas bajas y el índice de desempleados es bastante alto. G racias a la ayuda que suele ofrecerles Wang Xi, los vecinos encuentran en su barrio el calor humano que necesitan.
Feng Liyuan es una mujer que desde que se divorció vive con su hija y con su madre, a las que debe mantener. Como no tiene trabajo, la situación económica de su familia es bastante precaria:
"Tengo que cuidar de mi hija y de mi madre, que tiene ya 70 años. La verdad es que vivimos en la estrechez".
Cuando Wang Xi se enteró de la situación de esta familia, ayudó a Feng Liyuan a presentar la solicitud para acogerse al sistema de garantía del nivel mínimo de vida. Al mismo tiempo, se esforzó por que concedieran una beca a la niña. Gracias al apoyo del comité de vecinos, la vida de Feng Liyuan y los suyos mejoró notablemente:
"La directora de nuestra comité de vecinos es muy amable y la admiramos mucho".
Decidida a ayudar a los desocupados del barrio, Wang Xi empezó a buscar información acerca de la situación del mercado laboral, información que luego relacionó con las circunstancias concretas de cada parado. Yang Hongbo, un hombre de 42 años que ha encontrado empleo, parece muy satisfecho:
"Wang Xi tiene información muy abundante y precisa sobre los puestos de trabajo disponibles para nosotros".
Desde que volvió a trabajar, Yang Hongbo ha sentido crecer la confianza en sí mismo:
"Tengo la sensación de que la sociedad no nos ha abandonado ni se ha olvidado de nosotros. Y ahora mi vida es mucho más estable".
Yang Hongbo alberga un sentimiento muy especial hacia Wang Xi y el comité de vecinos del barrio:
"Wang Xi es como un miembro más de nuestra gran familia".
Wang Xi cree que para ayudar eficazmente a los vecinos a resolver sus problemas también es necesario preocuparse por su salud psicológica. Eso fue lo que la animó a organizar actividades recreativas que incluyen concursos de fotografía, cursillos de tejido, excursiones para los ancianos, etcétera. De este modo, ha logrado crear un ambiente armonioso muy valorado por los vecinos.
Escuchemos seguidamente a la señora Wei, una de las inscritas en el curso de tejido:
"Wa ng Xi es una joven seria pero también muy emprendedora. Es una persona llena de vigor que se atreve a pensar y a actuar. Espero que nunca deje de trabajar en el comité de vecinos".
Wang Xi asegura que el trabajo de directora del comité de vecinos es duro, pero al mismo tiempo admite que le procura muchas satisfacciones:
"Me siento muy contenta de poder ayudar a los vecinos, de poder realmente prestarles un servicio".
Con el tiempo, la forma en la que Wang Xi ve su trabajo ha cambiado:
"Me he convertido en una amiga íntima de los vecinos, lo que me obliga a aprender a escuchar y a esforzarme por ayudarlos".
A medida que las ciudades se desarrollan, los trabajos de los comités de vecinos van ganando en complejidad. Pero Wang Xi se muestra reacia a abandonar a sus vecinos y las preocupaciones y alegrías que le deparan.
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