El Estadio Nacional, apodado de "el Nido", es una edificación posmoderno muy impresionante para cualquiera que se la acerque. Como la sede principal de los Juegos Olímpicos de Beijing, la construcción del estadio siempre ha sido el foco de la atención pública. Durante los tres años y medio a partir de diciembre del 2003 cuando empezó la obra, han cambiado muchas cosas alrededor del lugar de construcción, incluídos los residentes vecinos. Hoy charlaremos con el señor Chang Baishun, quien ha observado todos los pasos del crecimiento del "Nido". ¿Qué piensa el señor de este gigante que está erigiéndose a su puerta? Les ofrecemos el reportaje: Soy vecino del "Nido".
Todos los días al atardecer, en su camino de la oficina a casa, Chang, habitante del barrio Anhuili, pasa conduciendo por el sitio de obra del Estadio Nacional. Bajo el sol del crepúsculo, el "Nido" le parece más majestuoso y espléndido. Al hablar de la localización de su casa, se da cuenta del orgullo en sus palabras emocionantes:
"¡Orgullo! ¡En absoluto! Cuando digo a los demás que mi casa se halla muy cerca de la instalación olímpica, me siento orgulloso espontáneamente. Me preguntan: ¿Dónde vives? Contesto: Precisamente conlinda con la Villa Olímpica. Tendré una ventaja geográfica cuando quiera presenciar alguna competición olímpica. No estoy seguro de ser capaz de ver muchas pruebas, pero el cercamiento de mi casa a la sede olímpica me impulsará a frecuentarla. Se hallan tan cerca que, vista de la ventana de mi casa, parece elevada a la puerta".
Es sincero el orgullo de Chang por vivir cerca de la sede principal de unas Olimpiadas. Sin embargo, a nadie le gusta tener un sitio de construcción a la puerta durante años, donde el polvo y el ruido complica la vida de los vecinos. Ni las obras de instalaciones olímpicas, en las que se han aplicado muchas medidas con miras a la protección del medio ambiente, pueden evitar molestar a los habitantes en la zona.
Chang también tiene su propio problema, no muy grave pero fastidoso. La pintura pulverizada que se aplica en la superficie del estadio, llevada por el viento, cae de vez en cuando en los edificios de barrios cercados y en los vehículos estacionados allí. El coche de Chang no tiene una mejor suerte. A pesar de las quejas, Chang manifiesta tolerancia y generosidad ante la "pequeña molestia", según él, que le ha llevado la obra de construcción olímpica.
"Mira mi coche. Mira estas puntos blancos. Lo limpié y se me manchó otra vez. Todo se debe al barniz utilizado en la construcción del estadio, que viene flotando hasta aquí. Se esparce por todas partes en el patio y en toda la esfera alrededor del sitio. Acudimos a compañías de seguros, que nos recompensan por supuesto, pero la indemnización no basta para cubrir la pérdida. Una limpieza completa me cuesta unos novecientos yuanes y la aseguradora sólo me paga cuatrocientos. De toda manera, quiero manifestar mi apoyo a los Juegos Olímpicos como habitante de la ciudad organizadora. En comparación con el éxito del evento, una inconveniencia individual no es nada".
Chang reconoció que la construcción del Estadio Nacional no le ha afectado mucho y que vivir al lado del "Nido" le llevará más beneficios que molestias, como por ejemplo, será más fácil hacer ejercicios físicos en el futuro disponiendo de dos instalaciones olímpicas importantes ? la otra es el Centro Nacional de Natación, "el Cubito", ? cerca de la residencia.
"Me parece perfecto. El recinto olímpico me ofrecerá un lugar perfecto tanto para practicar deportes como simplemente para dar un paseo".
Por otra lado, Chang es un hombre a quien le gusta una vida tranquila. Por eso se preocupa de que, al término de la cita estival, la irresistible atracción de la sede olímpica principal reúna a su alrededor demasiado comercios, como restaurantes, alamacenes y centros de recreación. Dijo que puede entender la necesidad del desarrollo de la economía olímpica, pero que ojalá se le deje a los vecinos un espacio libre y apacible.
"No me gustaría un barrio lleno de comercios. La multitud y el ruido apretujarán nuestro espacio y perturbarán el ambiente tranquilo de la comunidad al que nos hemos acostumbrado. No me opongo a construir nuevos centro comerciales, que serán necesarios para el desarrollo de la zona; solamente quería que éstos se aleje al barrio residencial y que se adopten medidas para protegernos del ruido".
Con tanto alegría como preocupación de vivir cerca del Estadio Nacional en construcción, Chang prometió que apoyará los Juegos Olímpicos de Beijing 2008 con acciones concretas. Por ejemplo, afirmó que, durante el evento, no conducirá su coche sino que tomará medios de transporte público haciendo eco al llamamiento del gobierno capitalino como medida para aliviar la presión del tráfico en esta ciudad en que hoy día corren más de tres millones de vehículos automóviles.
"La mayor parte de las pruebas se disputarán en esta zona, ¿no es cierto? pues muchas instalaciones olímpicas se concentran a lo largo del cuarto anillo, arteria que sufrirá atascos de tráfico casi con seguridad. Pero ésto dependerá del funcionamiento del transporte público. He oído que se está dispuesto a establecer varias ´líneas olímpicas´ de autobuses que pasen por aquí. Si éstos se pone en servicio, te juro que no conduciré durante los Juegos. Será mi contribución al éxito del evento. Además, deseo que los beijineses tengamos una vacación de quince días como los atenenses en los últimos Juegos".
CRI
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