El municipio de Tianjin, muy cercano a la capital Beijing, se encuentra en la llanura del norte de China. En un parte de este municipio conocida como Nueva Área de Binhai, se creó en 1984 la zona de desarrollo económico y tecnológico del mismo nombre, una de las primeras zonas económicas especiales de nivel nacional establecidas en nuestro país. Desde entonces, el número de extranjeros que residen y trabajan en Binhai ha crecido de forma constante, lo que ha convertido esta área en un importante centro de los intercambios culturales entre China y el resto del mundo. A fin de que los hijos de los expatriados pudieran recibir una educación de calidad y con el objetivo de impulsar el desarrollo armonioso, en 1994 el gobierno de la Nueva Área de Binhai construyó la Escuela Internacional de la Zona de Desarrollo de Tianjin, centro docente en el que estudian alumnos tanto chinos como extranjeros.
Ubicada en la zona de desarrollo de la Nueva Área de Binhai, la Escuela Internacional de la Zona de Desarrollo de Tianjin ocupa más 20 000 metros cuadrados. Este centro escolar nada tiene que envidiar a los colegios internacionales, ya que cuenta con laboratorios, aulas de informática, audiovisuales, pintura y música, así como con gimnasios y campos de deporte. Su director, Song Kuojun, nos explica el origen de la escuela: Desde que en 1984 se creó la zona de desarrollo económico y tecnológico, el número de empresarios chinos y extranjeros que se han establecido aquí no ha cesado de aumentar. Nuestra escuela se fundó para garantizar que sus hijos pudieran recibir una educación adecuada.
Según su director, la Escuela Internacional de la Zona de Desarrollo de Tianjin tiene características propias: las secciones nacional e internacional se administran por separado; en la sección internacional, la enseñanza comprende desde el jardín de infancia hasta el duodécimo grado, mientras que en la nacional abarca desde primaria hasta el segundo ciclo de secundaria. Cui Min, subdirectora del Departamento de Enseñanza, nos comentó que para la escuela lo más importante son los alumnos. De ahí que su profesorado conceda a la adquisición de conocimientos básicos la misma importancia que al desarrollo de la inteligencia y las cualidades de los estudiantes. Ella nos dijo: Al principio, como los padres se mostraban un poco recelosos, les invitamos a ver lo que hacíamos en clase. Cuando comprobaron que sus hijos estudiaban con aplicación y jugaban alegremente, empezaron a entendernos mejor, a confiar más en nosotros y a apoyarnos.
La Escuela Internacional de Zona de Desarrollo de Tianjin mantiene estrechos contactos y frecuentes intercambios con centros docentes del extranjero, en especial con colegios de EE.UU. y Canadá. Una alumna llamada Zhou Xiao nos dijo que en su escuela tiene excelentes oportunidad de aprender inglés. Esta alumna nos dijo: Creo que lo que más diferencia a esta escuela es que las clases se dan en dos lenguas. Además de seguir el programa del segundo ciclo de secundaria, aprendemos en un ambiente muy parecido al de las escuelas australianas. Tenemos mucho tiempo para charlar con los profesores extranjeros. Gracias a estos años de uso práctico del inglés, al finalizar sus estudios la mayoría de los alumnos pueden ingresar en alguna universidad australiana.
La proverbial dedicación de los estudiantes chinos al estudio es motivo de admiración en todo el mundo. Pero los métodos de enseñanza utilizados tradicionalmente en nuestro país favorecen los aspectos teóricos de la educación en detrimento de las habilidades prácticas. En contraste, los profesores de la Escuela Internacional de la Zona de Desarrollo hacen especial hincapié en que sus alumnos comprendan bien lo que les enseñan y les ayudan a aplicar en la práctica los conocimientos adquiridos. Linda, una profesora extranjera, nos comentó al respecto: Creo que los alumnos chinos se esfuerzan tanto que algunos se cansan demasiado. En mi opinión, el mayor problema es la excesiva importancia concedida al aprendizaje memorístico. Si se les enseña a aplicar sus conocimientos, los alumnos chinos se convierten en los mejores del mundo.
Los intercambios entre alumnos chinos y extranjeros fomentan los intercambios entre nuestra cultura y las del resto del mundo. Buen ejemplo de ello lo tenemos en el alumno estadounidense Patrick Barney: Me gusta la cultura china, sobre todo el aspecto culinario. A pesar de que en general los chinos no hablan inglés, como suelen ser muy amables podemos comunicarnos con gestos y el lenguaje corporal. Siempre me sonríen, como si quisieran decirme que me dan la bienvenida. La escuela es como una gran familia y considero a mis compañeros buenos y viejos amigos.
CRI
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